Iñigo Odriozola
TAU Fundazioa
En Bolivia, en el municipio de Colquechaca (Departamento de Potosí) viven 239 comunidades indígenas campesinas de forma dispersa en un contexto topográfico accidentado entre los 2.200 y los 4.800 m.s.n.m. La densidad de población es de tan solo 19 habitantes por km2. Muy pocas son las superficies aptas para el pastoreo y la agricultura. Las condiciones de vida son complicadas y la pobreza es elevada.
Además, durante los últimos años, el cambio climático global se está manifestando en esta zona a través de una mayor frecuencia de fenómenos adversos como heladas, granizadas y sequías prolongas, que afectan gravemente a las cosechas. La presencia creciente de lluvias torrenciales y granizadas unidas a las fuertes pendientes ha ido produciendo una progresiva erosión y degradación de los suelos. La presión y competencia sobre los recursos de suelo y agua en la zona van en aumento lo que afecta al desarrollo y bienestar de las comunidades mencionadas. La carga de trabajo sobre las mujeres aumenta y en un contexto de escasez de alimentos y de marcada cultura patriarcal se prioriza la alimentación de los hombres.
En el municipio de Colquechaca las emisiones de Co2 son mínimas en comparación con muchos municipios del Norte industrializado, sin embargo los impactos del calentamiento global no distinguen fronteras. No cabe duda de que éste es un problema global, pero que no afecta a todas las regiones del mundo por igual. Las personas, familias y pueblos que habitan en el medio rural son las que más dependen de los ecosistemas y son las más vulnerables a los desastres naturales. Existe por lo tanto una estrecha relación entre el medio ambiente y la pobreza. Cuidar la naturaleza significa también luchar contra la pobreza.
Desde las ONG de Desarrollo venimos reivindicando precisamente desde hace años un modelo de desarrollo que tenga en cuenta la sostenibilidad ambiental. Por ello, y en el contexto de la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, seis ONGD de Euskadi (Zabalketa, IC-LI, Unesco Etxea, Mundukide y TAU Fundazioa) decidimos formar en febrero de 2018, la “Red por la sostenibilidad ambiental en lucha contra la Pobreza” asumiendo como objetivo nada más y nada menos que, la promoción en la sociedad de una conciencia crítica que lleve a una acción práctica comprometida en situar la sostenibilidad ambiental con enfoque de género, como un requisito imprescindible para la adecuada construcción del desarrollo humano en el Norte y en el Sur. Desde el 2018, esta Red se ha ido ampliando con la incorporación de tres nuevas organizaciones locales; Egoaizia, Etiopía Utopía y Behar Bidasoa. Pronto se incorporarán también tres ONG del Sur, las bolivianas IPTK e ICO y CIPCA de Perú.
En esta red, compartimos conocimientos y aprendizajes de buenas prácticas relacionadas con la gestión sostenible del medio ambiente. Fortalecemos por lo tanto, nuestras capacidades como actores de Cooperación para la incorporación de la sostenibilidad ambiental desde el enfoque de derechos en los procesos de desarrollo de comunidades empobrecidas con las que trabajamos, similares a las comunidades quechuas mencionadas anteriormente.
Además de este trabajo de fortalecimiento interno, desde la Red consideramos vital la promoción de una conciencia crítica en nuestra sociedad más cercana. De hecho, si bien la situación medioambiental en los países empobrecidos requiere cambios importantes en los modelos de producción y gestión de los recursos, medidas de prevención, en los hábitos de la población etc., en nuestro entorno cercano son necesarias medidas de protección de los ecosistemas, impulso de la transición energética o de la economía circular. De hecho, muchas de estas medidas en favor de la sostenibilidad empiezan por pequeños cambios en nuestro comportamiento del día a día (consumo responsable, alimentación, gestión de residuos, movilidad, etc.).
Desde la Red, somos además conscientes de la falta de una formación de calidad con enfoque de derechos para el alumnado de estudios superiores, de Formación Profesional y Universidad de nuestro entorno. Es importante que los futuros profesionales conozcan la realidad y sean conscientes del impacto que tiene cualquier intervención, no sólo desde la parte técnica, si no también desde el ámbito medioambiental, social y económico. Son titulaciones que tradicionalmente han estado más alejadas, o que han dedicado poco esfuerzo a entender e incorporar el enfoque de Derechos Humanos dentro del currículo. Por ello, la Red viene desarrollando desde el 2018, un proyecto educativo con siete centros de FP y universitarios en Gipuzkoa con financiación de la Diputación Foral.
Se han elaborado materiales educativos sobre siete experiencias de gestión ambiental de las ONGD de la Red en su trabajo con comunidades empobrecidas de países como Bolivia, Mozambique, Congo, Etiopía o Perú. Utilizando la metodología de “estudio de caso” el alumnado implicado además de la toma de conciencia y formación en Desarrollo sostenible, enfoque de derechos o formulación de proyectos, ha podido aportar desde sus conocimientos técnicos, soluciones prácticas a problemáticas reales a las que nos enfrentamos las ONGD en dichos países pudiendo contrastralas con los proyectos reales ejecutados. Es una metodología interesante para entender la integralidad y complejidad de los proyectos, de tal manera que se dé igual importancia a los aspectos técnicos y a los sociales, culturales y ambientales.
Por ejemplo, el alumnado de Ingeniería civil de la Politécnica de la UPV, ha desarrollado durante los dos últimos cursos en su asignatura de “abastecimiento de aguas” un estudio de caso sobre una experiencia real de la ONGD IC-LI para garantizar el acceso de agua para consumo humano y riego en Wucro (Etiopía). Este estudio de caso, ha permitido que el alumnado de ingeniería pueda contrastar y aplicar sus conocimientos técnicos ante una problemática real de un país empobrecido con graves problemas de abastecimiento de agua potable. La experiencia está siendo tan positiva que el profesorado ha decidido utilizar este caso de estudio como eje temático sobre el que se desarrolle la mencionada asignatura. Todo este trabajo también requiere una formación previa y planificación conjunta con el profesorado que permite ampliar dicha toma de conciencia crítica y sensibilización a los responsables educativos de dichos centros.
La experiencia nos dice que fuera de los espacios más especializados vinculados al trabajo del sector de la cooperación, todavía hoy se conoce poco y a veces mal el trabajo riguroso y profesional que se hace desde las ONGD y desde las políticas públicas que existen en materia de cooperación. Por ello, desde la Red creemos que la presente propuesta educativa es una buena herramienta para acercar y explicar de forma práctica y didáctica toda esta labor, tanto en la universidad, en los centros de FP, pero también en los medios de comunicación, y a la ciudadanía en general. Y es que además del trabajo educativo, desde la red se están impulsando actividades conjuntas de sensibilización hacia la ciudadanía como exposiciones, mesas redondas o charlas que buscan extender esa conciencia crítica. Más si cabe en este contexto de pandemia global que nos reafirma la urgencia de lograr una relación armoniosa y equilibrada con el planeta y resto de los seres vivos.
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