Jose Ramon Beloki
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Laura Spinney
El jinete pálido.
1918: La epidemia que cambió el mundo
Barcelona: Crítica. 2020
ISBN: 9788417067663
Dos motivos principales me han impulsado a leer EL JINETE PALIDO. 1918: La epidemia que cambio el mundo, de Laura Spinney.
Por un lado, el desasosiego que me genera la sobredosis de charlatanería que creo percibir, especialmente en los medios de comunicación, en torno a la pandemia que estamos padeciendo. Me siento desasosegado y confuso. Especialmente por lo que a los pronósticos de futuro que observo hacer.
Ese desasosiego me llevó a leer a Ivan Krastev y su libro ¿YA ES MAÑANA? Especialmente por su subtítulo: Cómo la pandemia cambiará el mundo. A ver si el filósofo búlgaro me aporta algo de luz y me tranquiliza, me dije. Algo. Constaté, tras leerlo, que a lo más a lo que llegaba, con prudencia digna de aprecio, era a proponer paradojas con relación a dicho futuro. Esto es: concretaba ese futuro en torno a ideas, contradictorias entre sí, pero que, sin embargo, unidas, pueden estar encerrando una verdad oculta, que es en lo que consisten las paradojas. Exponía, en concreto, siete pares de tales ideas. No hace al caso que yo las transcriba aquí. Pero la conclusión general estaba ahí: El futuro no está escrito. No, al menos, con palabras precisas. Dependerá de nosotros mismos. De cómo vayamos resolviendo esas paradojas. Entre todos.
En el libro de Krastev, en todo caso, hubo una información que me llamó poderosamente la atención. Y ahí reside mi segundo y preciso motivo para leer EL JINETE PALIDO. El filósofo búlgaro, prácticamente al arranque mismo de su miniensayo, citaba a Laura Spinney subrayando el hecho de que una pandemia que había constituido “la mayor matanza del siglo XX” y “la mayor oleada de muerte desde la peste negra, tal vez de toda la historia de la humanidad”, sigue siendo, en no poca medida, incluso cien años después, objeto de un “olvido colectivo”.
La gripe española, como dice Spinney, infectó a una de cada tres personas del planeta, a 500 millones de seres humanos. Entre el primer caso registrado el 4 de marzo de 1918 y el último, en algún momento de marzo de 1920, mató a entre 50 y 100 millones de personas, o a entre el 2,5 y el 5 por ciento de la población mundial, una variación que refleja la incertidumbre que aún la rodea. Si se compara con sucesos únicos que hayan causado una enorme pérdida de vidas humanas, superó a la primera guerra mundial (17 millones de muertos), a la segunda guerra mundial (60 millones de muertos) y posiblemente a ambas juntas. Y, sin embargo, se pregunta la autora: “¿Qué vemos cuando desenrollamos el pergamino del siglo XX? Dos guerras mundiales, el auge y la caída del comunismo y quizás algunos de los episodios más espectaculares de la descolonización”. De la pandemia, como si nos hubiéramos olvidado. ¿Cómo es posible eso?, se preguntaba, y, de inmediato, me pregunté yo también. Y completé mi pregunta: ¿Significa eso que, pasada la actual pandemia, nos olvidaremos, por igual, de la misma?
No dudé: merecía la pena sumergirse en las 300 páginas del libro de Laura Spinney.
He aprendido mucho. No sólo de aquella pandemia de la fiebre impropiamente llamada, como es sabido, española, de los años 1917-1918. También de la actual pandemia provocada por la COBID-19. No porque se trate de dos casos iguales. Es evidente que no estamos ante el mismo virus, aunque tenga manifestaciones análogas. Ni estamos, todavía menos, en el año 2020, a la hora de hacer frente a la pandemia del COBID-19, en idénticas condiciones sanitarias ni culturales ni sociológicas en las que nuestros antepasados tuvieron que hacer frente a aquella pandemia.
El libro de Spinney está lleno de semejanzas y desemejanzas entre ambas pandemias. De especial interés son, a mi juicio, las que hacen referencia a lo que la autora define como “el carácter profundamente social” de las pandemias. Si algo, los retratos o historias que recoge la autora sobre cómo se desarrolló la pandemia de la gripe en diferentes puntos del planeta enseñan que la pandemia, en efecto, no tiene fronteras, pero tiene para los seres humanos puntos de vista y desarrollos muy distintos dependiendo de las fronteras o marcos políticos, culturales y sociales, en los que se encuentra cada cual.
La técnica analítico-narrativa de la que echa mano Laura Spinney para hablarnos de la gripe española consiste, en efecto, en retratar momentos, personajes, sucesos diversos, referidos a muy diversos países, unidos todos por el hilo común de la citada pandemia. Tirando de ese hilo lleva al lector a confeccionarse una especie de mosaico de conjunto sobre una epidemia, que tuvo lugar hace 100 años, y que dio lugar a una catástrofe monumental. Es dentro de ese mosaico donde el lector encuentra analogías y disimilitudes con lo que le está tocando vivir a él en la actual pandemia.
Se trata de un libro de lectura en general fácil, amena. Tiene evidentemente algún que otro capítulo con alguna mayor dificultad de lectura. Especialmente, los referidos a los aspectos más propiamente científico-sanitarios del virus que generó aquella pandemia. Pero, en la diversidad de aspectos de la misma, sobre los que recoge información y analiza, resulta ameno, ilustrativo y altamente sugerente. No solo, como he señalado antes, para entender lo que ocurrió con la referida peste de los años 18 y 19. También para contemplar y entender la actual pandemia.
Sin olvidar, en todo caso, que lo que vaya a resultar finalmente de todo esto no está escrito ni nos lo aclara definitivamente lo ocurrido hace cien años. Afirma Spinney que “lo que no es discutible es que la pandemia de 1918 aceleró el ritmo de los cambios en la primera mitad del siglo XX y ayudó a configurar nuestro mundo moderno”. Eso presumiblemente volverá a ocurrir en esta ocasión. Pero una lectura atenta, especialmente de los últimos capítulos del libro, muestra, que la orientación, detalle y alcance de los cambios inducidos encierran, hoy todavía, numerosos interrogantes e incógnitas sobre hasta qué punto fueron consecuencia de la pandemia o de otros muchos factores. ¡Como para querer saber cómo “quedará” el mundo tras la actual pandemia! No hay pues otra alternativa que seguir manejando y sobreviviendo entre paradojas.