Jose Ramon Beloki
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Carlos Rilova Jericó, Vida del Duque de Mandas 1832 - 1917
Ediciones Kutxa.
Fundación Kutxa
ISBN: 978-84-7173-523-2
Sobran razones en mi vida para leer una biografía de Fermín Lasala y Collado: el conocer, más a fondo, la personalidad y vida de un ilustre cuyos recuerdos están diseminados en la ciudad, Donostia, donde vivo desde hace decenas de años; el hecho de que yo también haya sido, como él, durante ocho años en mi caso, diputado por Gipuzkoa en el Congreso; la oportunidad que el conocimiento de su vida me ofrece para intentar entender unos años de la historia de Gipuzkoa, del País Vasco y de España, segunda mitad del XIX, cuya referencia me es necesaria para entender la vida y tiempos de mis bisabuelos, de mis abuelos, de mis padres y sin las que tampoco me es posible entender cabalmente los tiempos y las realidades de la mía propia; …
En todo caso, la razón real y práctica por la que me he decidido por la lectura, primero, y el comentario después, del libro VIDA DEL DUQUE DE MANDAS (1832-1917) de Carlos Rilova Jericó ha sido otra: el mensaje de un lector de la revista ARANTZAZU, de Rafael Aguirre Franco, invitándome a diversas lecturas, entre las que ésta.
Se lo agradezco. Gracias a él, en efecto, he podido, durante este último mes, conocer mucho más de cerca a este ilustre donostiarra; he podido también comparar y divertirme con las similitudes y disimilitudes de aquellos tiempos políticos y de los míos propios, muy en concreto por lo que se refiere a la práctica del “oficio” de diputado en el Congreso; y he podido, también, atisbar algo más los tiempos, poco conocidos por mi parte, de mis bisabuelos paternos de Beizama, Bidania, Urrestilla y Errezil, de mis maternos del alto Deba y alto Goiherri, coetáneos todos ellos, al tiempo que tan distintos, del duque.
El lector o lectora de la revista verá si alguna de estas razones le vale para adentrarse en la lectura no siempre cómoda y fácil de este libro.
Se trata de un libro frondoso, fruto de una tesis doctoral. Se yergue en torno a tres ramas básicas: la buena situación económica que hereda Fermin Lasala y Collado de su padre, y mejora; la destacada vida política que, en algún sentido, hereda también y desarrolla con amplitud, tanto en el campo específico de la política guipuzcoana y vasca como, no menos, de la política española, sobre todo en sus últimos años, durante la restauración canovista; y la vocación, ésta al parecer no heredada, pero que cultiva con empeño, de historiador de la que se sirve en su vocación y pretensiones políticas. En torno a estos tres temas, Carlos Rilova construye un libro denso y frondoso, de más de 430 páginas, en las que, con el detalle y la minuciosidad con los que el propio Cánovas dejó testimonio escrito de su vida, plasma también el autor la misma, sus actividades, y los tiempos que le tocaron vivir entre 1834 y 1917. Prueba contundente de esta minuciosidad la dan, también, las ochocientas treinta y nueve notas, de letra minuciosa, con las que acompaña, a pie de página, el texto central.
Me decía Rafael Agirre Franco, al recomendarme la lectura de este libro, que se trataba de una “biografía muy documentada y amena donde se resalta la confusión entre lo político y los negocios personales en aquel tiempo”. Tema éste que, por lo demás, sigue, hoy todavía, de actualidad. Pero, al menos desde mi punto de vista, la lectura atenta del libro muestra con claridad que los tiempos, también los políticos, no han pasado en balde. Y lo han hecho a mejor, si por tal debemos entender, por ejemplo, el indudable progreso experimentado desde la perspectiva democrática en la participación de los votantes en las elecciones, o, por ejemplo, la impunidad con la que se practicaba en aquel tiempo, por ejemplo por el citado duque, la colusión entre los intereses económicos y políticos.
Muchas veces, durante la lectura del libro, me he preguntado si mis bisabuelos/as, abuelos/as se enteraron, y con qué alcance en su caso, de las andanzas del duque. Se enteraran o no, no cabe duda de que unos y otro vivieron una época, todo el siglo XIX, realmente convulsa y sin cuyo conocimiento no es posible entender ni el siglo XX ni tampoco el XXI del Pais Vasco. Una época en la que en absoluto todos, ni mucho menos, estuvieron de acuerdo con la evolución del duque, liberal fuerista en un principio, y que finalmente, y en concreto por lo que se refiere al País Vasco, apoyó, tras la segunda guerra carlista, en 1876, en el marco de la restauración canovista, la abolición de los fueros del País Vasco.
De esa época va también el libro, aunque me atrevería a decir que menos. El autor, entregado a la vida y actividades del duque, no ahonda en exceso este aspecto, si bien abre puertas hacia otras muchas lecturas historiográficas. Lo hace especialmente a través de las notas, en las que se le sugieren al lector otras posibles y necesarias lecturas si realmente pretende profundizar en el conocimiento de las enormes turbulencias que vivieron aquellos bisabuelos/as y que les llevó a tomar decisiones cuyas consecuencias, como digo, siguen teniendo plena actualidad en este mismo 2020.