Orla Hasson, coach sistémico
Los cambios nos vienen. Los busquemos o no. Y muchas veces, lo que dicen que es bueno para la organización, evidentemente, no es por tu bien… ni tampoco es por tu “mal”… Es lo que es.
Una organización enfoca su año hacia los objetivos marcados; crear y cuidar a sus clientes y usuarios; asegurar la sostenibilidad y rentabilidad etc. etc. En un sistema, cada parte es fundamental. Y a veces, las partes sufren o gozan de cambios marcados por el sistema mismo.
Muchas veces no elegimos esos cambios. Y puede que esta falta de control nos frustre, nos entristezca, nos preocupe. El ser humano responde, primero, desde la emoción. Y menos mal. Aunque se nos olvida reconocerla, somos animales básicos en el fondo y como animales básicos, la emoción siempre nos ha ayudado en nuestra supervivencia. Ha tenido una contribución fundamental en nuestra evolución a seres pensantes y contemplativos. Seres humanos.
Desde qué emoción reaccionamos, tampoco es algo que podamos elegir. La emoción es la que es. Cada uno de nosotros respondemos emocionalmente ante diversas situaciones según la serie de influencias que hemos vivido a lo largo de nuestras vidas. Individuales y sociales. Cambiarlas no es posible en un principio y taparlas no es aconsejable.
En lo que sí nos podemos centrar es en navegarlas de forma consciente. Buscando que no nos lideren ni tampoco nos obstaculicen.
¿Cómo? Haciéndonos preguntas que nos ayuden a encontrar el aprendizaje, el sentido y la nueva dirección, que un momento de autocrítica o reflexión nos permite ver…
Cuando la emoción que toca no es fácil de llevar, necesitamos parar y pensar. Necesitamos apertura.
- Con miedo - análisis y preparación.
- Con rabia – datos, hechos y acción.
- Con tristeza - autocritica y la capacidad de soltar y cerrar capítulos para poder abrirnos a otros…
Tenemos que abrirnos. Criticarnos. Celebrarnos. Y, sobre todo, conocernos.
Últimamente con mis nuevos clientes veo a personas con intenciones claras y las capacidades para poder cumplir con sus retos. Lo que les bloquea, muchas veces, son ellos mismos.
El ego que aparece junto con la emoción no consciente. Emociones que dejamos y que crean obstáculos en nuestro avance profesional y/o personal. Por no ser conscientes de ello.
Las emociones nos pueden ayudar. De hecho, están para ayudarnos. Pero las tenemos que vivir en el aquí y ahora. Y no como eco de lo vivido en otras experiencias atrás.
Voy al grano. Una situación que te produce miedo como una presentación ante los responsables o un cliente, o una llamada a una persona desconocida o un aumento de responsabilidades… abre en ti una serie de juicios que probablemente tienen más que ver con la profesora que te metía caña diciéndote que lo hacías fatal o con el primer cliente que se frustró contigo por no saber suficiente, que con la situación actual.
“Y si no puedo…” “Nadie me va a hacer caso…” “No sé si…”
Si miras hacia atrás seguro que encuentras el momento en que este u otro juicio te surgió. Lo importante es ser consciente. Saber separar. De lo que estoy pensando, ¿qué es coherente con la situación actual? ¿qué necesito relegar a la parte de mi historia que me ha hecho y qué me ayuda a entender para poder avanzar en el aquí y ahora?
“Y si no puedo…” Así, se convierte en “¿qué necesito para poder...?”
Y si tienes la convicción de verdad, encontrarás el camino. Confiando, haciendo, cayendo y levantándote otra vez… y otra vez…
Paso a paso llegaremos lejos. Seguro. Haciéndonos conscientes de cada paso…
Si quieres saber más sobre cómo nos influyen las emociones y como gestionarlas contacta conmigo a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.