Mari Mar González, Coordinadora del SARE en el Hospital de Santa Marina
El eslogan de la Conferencia Episcopal Española para la Campaña Pastoral de la Salud 2020 es el de “acompañar en la soledad”. Las medidas adoptadas para hacer frente al coronavirus, confinamiento y aislamiento, han hecho más urgente que nunca la necesidad de ese acompañamiento. ¿Cómo es el día al día en este acompañamiento hospitalario que realizáis?
El acompañamiento en el hospital ha sido más difícil que en condiciones habituales.
No hemos podido movernos con libertad por el hospital, las personas enfermas no han podido acceder a la capilla, no ha habido prácticamente familiares, y las visitas que hacíamos necesitaban de EPI pero había que tener en cuenta la optimización de los recursos. A pesar de esto, los acompañamientos realizados han sido más intensos. Aspectos como la mayor intimidad ya que era más difícil verse interrumpido, la mayor necesidad de sentirse acompañado en la dureza del momento, el compartir la oración manteniendo la esperanza en la incertidumbre... intensifican la necesidad de compartir. En ocasiones, la soledad, hace que se comparta más, con quien se acerca con tiempo y predisposición.
Por otro lado, hemos visto necesario utilizar todos los recursos a nuestro alcance para presentarnos cercanos. El teléfono y las videollamadas han sido grandes aliados en estos días. Hemos preparado, también, material de oración que hemos hecho llegar a quien nos lo ha solicitado, hemos acompañado y escuchado al personal del hospital y hemos colaborado en un proyecto del hospital para poner en contacto a personas enfermas dependientes y sus familias, a través de videollamadas.
El acompañamiento religioso, para el creyente, y el acompañamiento espiritual, en general, son pilares importantes en la enfermedad, por eso desde el servicio de atención religiosa y espiritual siempre hemos considerado importante estar presente en los hospitales y creo que desde la Iglesia se ha hecho un esfuerzo importante por mantener nuestra presencia
¿Cómo se acompaña el sufrimiento de los familiares y amigos que no pueden estar con los suyos? ¿Qué cicatrices deja no podar hacer el duelo de tu gente? ¿Se está deshumanizando la enfermedad, y la muerte?
Hemos tenido que buscar otras formas de hacernos sentir cercanos. Hemos usado la capilla en lugar de las habitaciones para encontrarnos, hemos usado más la comunicación telefónica, un mensaje que haga sentir que estamos cerca, el trato amable y la escucha empática han tenido que ser intensificados para hacerlo sentir sin vernos.
Yo no soy una experta en duelo, pero creo que este se hará aunque sea a otro ritmo y de otra manera. Aunque, yo creo, que el duelo siempre deja alguna cicatriz, el ser humano tenemos capacidad para curar nuestras heridas y hacer una lectura reparadora de los hechos. Está claro que es más fácil cuando uno puede despedirse junto a su ser querido, cuando se siente que se ha hecho todo lo que se ha podido por él y se ha rezado a su lado. Pero muchas veces, esto no es posible y nos toca aprender a vivirlo valorando otras cosas. El personal hospitalario hemos sido aquellas personas en las que las familias han depositado su confianza para el cuidado de sus seres queridos, si hemos sido capaces de transmitir que hemos estado al lado del enfermo cuidándolo lo mejor posible, sus familias se sentirán más tranquilas.
En este momento, debemos ayudar, a las familias, a valorar el gran esfuerzo que han hecho por su familiar. Acciones como cuidar desde la distancia, estar pendiente del teléfono, escuchar las indicaciones médicas, la oración compartida y hacerse presente mediante otros recursos es lo que estaba en sus manos. Debemos estar atentos/as a estas personas para ofrecerles los recursos que necesiten para superar este duelo y no olvidarnos de ellas.
Esta sociedad nos aleja de lo feo, no estamos preparados para ver sufrir y acompañarlo, hay familias que deciden no ver morir a su familiar. Y familias que sufren durante años la enfermedad en soledad, por que en el día a día, cada uno vive en sus problemas y la sociedad no tiene tiempo para acordarse del que no ve.
Esta crisis sanitaria ha dejado a la vista todas las vergüenzas de la sociedad (informe Foessa, sociedad desvinculada), el distanciamiento social, el confinamiento ha destapado la fractura y desigualdad existente en nuestra sociedad. ¿Vivimos en una sociedad enferma? ¿Fragilidad y vulnerabilidad individual, y colectiva?
Vivimos de cara a nuestra vida, se nos olvida el otro, nos mandan mensajes de tener más, aparentar más,… y nos olvidamos de “ser con”. Las prisas no nos dejan ver lo importante de la vida. Este momento de parar nos ha dado la oportunidad de valorar lo realmente importante en nuestra vida, de qué hemos sido capaces de prescindir estos días y a quienes hemos echado de menos.
Pero hemos seguido sin ver la pobreza, la precariedad, la marginación,... metidos en la burbuja de nuestros hogares privilegiados, desconocemos, muchas de las dificultades que han vivido muchas otras personas. Me gustaría creer que de todo esto va a salir un verdadero deseo de ponerse manos a la obra para construir una sociedad nueva, justa para todas las personas donde nadie quede excluido.
¿Estar cerca de los que sufren hace que se vea la realidad de otra manera, con otros ojos? ¿O es el cambio en la mirada lo que nos permite acercarnos al sufrimiento del otro? En cualquier caso, ¿percibís como don el poder estar cerca del que sufre?
Estar cerca del que sufre te ayuda a mirar el mundo de otra manera, no es posible acompañar en el dolor, en la miseria y volver a tu casa como si nada hubiera pasado. La fragilidad del otro te invita a actuar, a reaccionar y a buscar un bien común.
Por eso, muchas veces, no miramos, no queremos ver lo que está pasando realmente, no queremos sentirnos interpelados. El dejarnos llevar por la rutina y el conformismo nos paraliza ante el cambio y la mejora de la sociedad.
Para mí, es un regalo, estar cerca del que sufre pese a la dificultad. Es una oportunidad para crecer y para valorar lo sencillo de la vida. Es acompañar en un proceso que enriquece tu vida a la vez que ves crecer en sentido la vida del otro. Sin duda, necesitas prepararte, necesitas apoyos como la fe, la presencia de personas queridas, necesitas tiempo y espacio para reconocer en tí ese proceso… pero merece la pena. A mi, esta tarea, me ayuda a sentirme cada día un poco más cerca de Dios.
Parece que, por fortuna, la situación en los hospitales se está calmando. ¿Qué lugar ha ocupado la capilla en todos estos días de tensión, trabajo y excepcionalidad? ¿Qué tipo de personas se acercaban a la capilla? ¿Qué buscaban?
La capilla ha quedado más vacía que nunca pero, a la vez, con encuentros más intensos y calmados.
No ha habido prácticamente familiares en el hospital, los enfermos no podían salir de las habitaciones y el personal sanitario trabajaba sin parar.
Sin embargo, el hospital donde trabajo, ha hecho un esfuerzo importante por que los familiares pudieran dar su último adiós a las personas en proceso de agonía. Así que en la capilla han tenido espacio las personas que veían por última vez a su ser querido, hemos realizado oraciones con familias que no podían estar en la habitación, hemos acompañado al personal que buscaba sosiego en la capilla y ha sido nuestro sustento, sin ninguna duda.
Te acercas buscando el consuelo y la esperanza que solo Dios puede darte, te acercas recordando tiempos donde celebrar y compartir y ahora solo se escucha el silencio, te acercas buscando a alguien con quien compartir lo vivido en estos días. Hemos vivido un Pascua más llena de sentido que nunca, la experiencia del Resucitado cobra en estos momentos un significado especial y sentarse en la capilla en el silencio sostenido por Dios te da la fuerza para continuar.
¿Es posible la gracia de Dios en tiempo de desgracia? ¿Hay razones para la esperanza en tiempos de desesperanza?
Ese tiempo de desgracia ha ayudado a sacar lo mejor de nosotros y nosotras. Hemos aplaudido al personal más visible en esta lucha pero cada persona ha puesto su granito de arena, hay mucho que no hemos visto pero que sin lo cual, las cosas hubieran ido de forma distinta y eso es reflejo de la esperanza que habita en cada uno.
Tras un primer momento de aceptar la situación, de darnos cuenta que esto no era broma hemos resituado nuestra capacidad de actuar y hemos seguido adelante demostrando que la unión hace la fuerza y que todas la personas son importantes, hemos comprobado que tenemos que avanzar todos juntos sin excluir a nadie. ¿no es eso tiempo de gracia? ahora nos toca ir más allá y pensar cuál es la sociedad que queremos y cómo conseguirlo
¿Algún testimonio, situación o experiencia que os haya impactado?
A este hospital acuden normalmente personas con enfermedades crónicas, que les obligan a ingresar periódicamente . Con el paso del tiempo se van haciendo conocidas y cuando las ves por el pasillo es como ver un viejo amigo. Ellas, a veces, dicen medio en broma que esto es su segunda casa. Estos días muchas de ellas, han tenido que ingresar y algunas han fallecido incapaces de superar esta terrible enfermedad. Sus familias nos han llamado para despedirse y agradecer los días compartidos. Desde aquí me gustaría hacerles presentes, aplaudir por ellas, que se han marchado en silencio, sin hacer ruido, camufladas entre los números de personas fallecidas y agradecer todo lo aprendido junto ellas, toda una lección de vida, de superación y esperanza. Junto a la cicatriz que deja en mi corazón su pérdida no puedo dejar de poner sus sonrisas que llenan de sentido mi vida. Gracias por haberme hecho un hueco en vuestras vidas y haberme enseñado tanto de la mía y del valor de Dios en ella.
Donostia Unibertsitate Ospitaleko Zerbitzu Espiritual eta Erlijiosoa, Taldearen Arduraduna Kizkitza Mugika
Ante tanto sufrimiento nuestro acompañamiento espiritual se a concretado en mantener una presencia silenciosa en el hospital. Estar cerca del que sufre provoca un cambio en la mirada que nos hace ver el mundo de otra manera. Es don de Dios que nos responsabiliza ante la injusticia.
La capilla se ha convertido en un oasis en medio de la inmensidad del hospital. Siempre hay luz en medio de la desesperanza, y por lo tanto, también motivo de agradecimiento.
2020ko Osasun Pastoraltzaren Kanpainarako leloa “bakardadean lagun egin” da. Koronabirusari aurre egiteko neurriek, konfinamenduak eta aislamenduak, berebiziko gaurkotasuna eman dio bakardadean ‘lagun egite’ horri. Nolakoa da ospitaletan egiten duzuen akonpainamendua? Zertan gauzatzen da ‘lagun egite’ hori?
Ahal izan den neurrian presente egoten saiatu gara, eta gure beharra izan denean edo deiren bat egon denean han izan gara. Nabaritu da hala ere eskariak asko murriztu direla egun hauetan. Beldur handia sumatu da giroan eta guztia oso isilean eramana izan da. Kapera irekia egon arren, bisitak asko gutxitu direla nabaritu dugu. Presentzia mantentzea izan da gure lagun-egiteko modua.
Nola izan haien gertukoekin egon ezin duten senitartekoen bide-lagun? Zer nolako zauriak uzten ditu zure gertukoen aldeko dolua ezin egin izanak? Gaixotasuna deshumanizatzen ari gara, eta heriotza?
Hala eskatu zaigunean ondoan egoten saiatu gara, isiltasunean gehienetan. Sufrimendua oso barruan bizi izan dute eta ezin adierazteak areagotu egin du sufrimendu hori, hor ondoan egoten saiatu gara eta horrelakoetan presentzia hutsarekin gehiago esaten denez, isiltasuna izan da nagusi.
Egoera berezi honetan segurtasun neurriak bereziak eta muturrekoak izan dira eta horiek bete nahiak agian bai eraman duela gaixotasuna eta heriotza bera deshumanizatzera, baina egia da baita ere, kasu hauetan izan dela bereziki, azken urteetan egoera horiek aldatze aldera lan handia egiten ari direla iruditzen zaigu eta.
Badirudi osasun-krisi honek gizartearen hutsune guztiak agerian utzi dituela (Foe-ssa txostena, loturarik gabeko gizartea), distantziamendu sozialak, konfinamenduak, gure gizartean dagoen arrakala eta desberdintasunak agerian utzi dituzte. Gizarte gaixo batean bizi gara? Zaurgarritasuna eta hauskortasuna norbanakoaren ezaugarriak dira, agian gizartearenak ere bai?
Jendeari berez sortu zaion elkartasun eta laguntza keinuak gizartean bizi dugun itxurakeria, bakardade eta haustura horren adierazgarri eta salatzaile izan direla iruditzen zaigu. Gizarte honen konbentzionalkeria oso nabarmen islatu eta salatua izan da. Gaixotasun honek gizartearen ahultasuna eta gizarteak itxurari ematen dion gehiegizko garrantzia nabarmen geratu dira, oso ageriko geratu da zein ahulak garen eta guztia ezkutatu nahi izan da.
Bestalde, agerian geratu da jendartearen arrakala sozial eta ekonomikoa, ezberdintasunak areagotuz, eta zenbait oso egoera larriak bizitzera iritsi izan dira. Itxuraren gizartean bizi izan garela oso nabarmen geratu da.
Sufritzen duenaren aldamenean egoteak errealitatea beste modu batera ikusten laguntzen du? Edo eta begirada aldaketak egiten du posible hurkoaren sufrimendura hurbiltzea? Edozein kasutan, Jainkoaren opari modura bizi duzue sufritzen duen horren aldamenean egon ahal izatea?
Beti esan izan dugu ospitaleratzea gertatzen denean bizitza eta denbora geratu egiten direla, gure bizitzak geldiune behartu bat jasaten du eta guztia sufritzen ari den gure senitarteko horren inguruan geratzen da. Aldatu egiten da bizitzarekiko gure begirada, erraz nabarmentzen da zer den garrantzitsua eta zer ez. Horrek bizitza eta mundua beste modu batera begiratzera eta sufritzen ari denarekiko begirada berezia izatera eramaten gaitu.
Beste modu batera begiratzeko aukera eta ahalmen Jainkoaren dohain bezala bizi dugu, berak jarri digu bidea begirada horretara iritsi gaitezen. Eta dohaina zeregin eta erantzukizun den aldetik, sufritzen dutenekiko gertutasuna dohaina da eta zuzengabekeriaren aldeko paper salatzailearen zeregina betetzen du.
Badirudi ospitaletako egoera baretzen ari dela, zorionez. Muturreko tentsio, lan eta ez ohikotasun egun hauetan zein leku izan du kaperak ospitaletan? Zer nolako pertsonak hurbildu dira bertara? Zeren bila?
Kaperak betiko moduan irekia egoten jarraitu du, egia da egun hauetan jendearen joan etorria asko murriztu dela egoeragatik, baina bertako profesionalek eta bestelako gaixoen senitartekoek asko eskertu dute irekia mantendu izana. Jendea lasaitasun eta isiltasun bila hurbiltzen da kaperara, Jainkoaren aurrean beraien kezkak askatzeko toki baten bila, lasai negar egiteko toki baten bila, bakarrik lasai egoteko toki baten bila. Oasi txiki bat bilakatu da askorentzat ospitaleko handitasunaren erdian.
Desgrazia garaietan posible al da Jainkoaren grazia? Etsipenaren erdian itxaropena posible da?
Jainkoaren graziak bizitzaren ezbeharrak eramangarri egiten laguntzen digu eta hori adierazten saiatzen gara, guztia oso ilun ikusten dugunean ere beti dago argi izpi txikiena bada ere itxaropenera eramaten gaituena.
Eskerrak ematearen ekintza bera ere beharrean aurkitu garenean eskatutakoaren ondorio da. Eskerrak emate hutsa egoera hori aintzakotzat hartu izanaren adierazle da. Jainkoarekiko dugun gertutasun eta konfiantza aldarrikatzen da.
Barrua ukitu dizuten esperientzia, egoera edo testigantzarik bai?
Koronabirus gaixo bati gaixoen oliadura eman ondoren senideekin elkarri emandako bostekoa.