Florentino Eguaras, Colaborador de TAU Fundazioa
Nuestro objetivo: ODS 10 Reducción de las desigualdades
La Declaración Universal de Derechos Humanos proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948, dice en su primer artículo: Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Y continúa en el segundo artículo: Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.
En la campaña Campaña anual TAU 2020, comenzamos el estudio y análisis de un nuevo Objetivo de Desarrollo Sostenible –ODS-, el décimo, que trata de la reducción de las desigualdades. En campañas anteriores hemos tratado otros ODS, ahora queremos referirnos a la IGUALDAD.
Vamos a situar nuestro Objetivo para no despistarnos. Estamos hablando de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2015-2030. Estos son un intento de corregir el rumbo desviado que ha tomado la humanidad, proponiendo una serie de metas que se procuran conseguir poco a poco, con la colaboración de todos. Si, has leído bien: TODOS. Habrá lógicamente entidades que pueden hacer mucho, pero nosotros individualmente también estamos implicados en el cambio. Y podemos hacer mucho, para empezar, saber de qué hablamos.
Los ODS pretenden abordar los problemas actuales y futuros. La creciente desigualdad mundial, el aumento de la exposición a los peligros naturales, la rápida urbanización, los nuevos modelos de migración y el consumo excesivo por algunos de energía y de los recursos naturales, amenazan con elevar el riesgo de desastres a niveles peligrosos, con efectos sistémicos a nivel mundial.
La agenda para el desarrollo después de 2015 intenta trazar el rumbo de las iniciativas de desarrollo para los próximos 15 años y años posteriores, hacia la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible en sus dimensiones social, económica y ambiental. Se destina a mejorar la vida de las personas y asegurar el ejercicio de sus derechos humanos, en plena armonía con la naturaleza.
Los 17 objetivos de desarrollo sostenible y 169 metas propuestos por el Grupo de Trabajo Abierto de la Asamblea General sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible constituyen el núcleo de la agenda para el desarrollo después de 2015. Estos objetivos y metas procuran transformar la sociedad y movilizar a personas y países; integran los asuntos pendientes de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y van más allá al abordar la desigualdad, los nuevos desafíos y cuestiones estructurales como el cambio climático, el crecimiento económico sostenible, la capacidad productiva, la paz y la seguridad, y unas instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles; adoptan un enfoque dinámico para lograr la igualdad de género; reflejan de forma equilibrada las dimensiones económica, social y ambiental del desarrollo sostenible. Tienen un enfoque integrado del desarrollo internacional en favor de las personas y el planeta.
Vaya, ya nos hemos centrado un poco sobre a dónde vamos, nuestra meta: transformar la sociedad y movilizar a personas y países. Un instrumento para ello va a ser el Objetivo de Desarrollo 10.
Fíjate que nuestro Objetivo ya supone que hay desigualdades, y que el intento que acometemos es reducirlas. Hablamos de la desigualdad y de su contrario la igualdad. Si queremos reducir la desigualdad tendremos que partir de que nuestra meta es lograr la igualdad.
Te invitamos a que vengas con nosotros en esta excursión. Veremos en esta Campaña anual TAU 2020 qué es eso de la desigualdad, sus causas, sus consecuencias y si es posible reducirla.
Primera aproximación: Nuestra realidad.
Las personas nacemos con distintas cualidades personales y biológicas. El sexo, la altura, la fuerza, la rapidez son aspectos que nos caracterizan y diferencian. En principio, esas diferencias ni son mejores ni peores. Cada uno servimos para lo que servimos, destacamos por nuestras peculiaridades y somos como somos.
Nuestras diferencias nos hacen adoptar ciertos papeles o roles en la sociedad. Dentro del ámbito en el que vivimos, en nuestro entorno social, nos ubicamos en una escala social, lo que los sociólogos llaman la estratificación social. Por ella, unos se colocan en una posición y otros en otra. Bien sea porque por nacimiento/adscripción nos colocamos en un lugar social o porque lo hemos adquirido, estamos en un lugar que nos diferencia de los demás. Si esto pasa dentro de una determinada estructura social, por ejemplo nuestro país, cuando ello lo contemplamos comparando distintas estructuras sociales, como naciones o continentes, veremos que las diferencias también son notables.
Los derechos de los que efectivamente dispone y disfruta la persona dentro de una sociedad, cambian cuando está en otra. El acceso a los bienes, la satisfacción de las necesidades básicas de las personas, los servicios sociales, la educación…no son las mismas en un país que en otro.
El desarrollo de las comunicaciones ha hecho que actualmente vivamos en la llamada aldea global, y la desigualdad del ámbito de nuestra sociedad local no es ya la única que percibimos, vemos que de una sociedad a otra hay muchas diferencias, unas naturales, pero otras son por la manera en que hacemos y diseñamos el mundo en el que vivimos.
Cuando hablamos de la desigualdad no se trata solo de la que proviene de la diferente distribución de la riqueza, el patrimonio neto, los ingresos, el sueldo que se percibe. También puede abarcar la expectativa de vida, la facilidad que tienen las personas para acceder a los servicios de la salud, la educación de calidad o los servicios públicos. Hay desigualdades entre los géneros y entre los grupos sociales.
Además, la desigualdad aumenta y persiste porque algunos grupos tienen más influencia sobre el proceso legislativo, lo que impide a otros grupos hacer que el sistema responda a sus necesidades. Esto lleva a distorsiones de políticas y socava el proceso democrático.
Cada faceta de la desigualdad entorpece enormemente nuestra capacidad de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, por ello debemos tener en cuenta cada aspecto de la desigualdad si queremos promover la Agenda 2030.