Orla Hasson, coach sistémico
Escuché una frase hace poco y se me ha quedado grabada. Muy grabada.
How you do one thing is how you do all things. (Cómo haces una cosa es cómo haces todas las cosas).
Desde la perspectiva sistémica vemos cómo cada acto, cada conversación, cada ganancia y perdida tienen su impacto en la totalidad. Pequeño o grande, suma o resta, cada parte cuenta. Un sistema, organización o equipo busca equilibrarse a través de la suma de sus partes. Por lo tanto, esta frase nos da pistas para observar cómo sumamos, restamos o equilibramos a través del manejo de nuestro propio rincón de influencia inmediata.
Las personas que se aplican realmente en un 150 % en lo que hacen suelen serlo así en todo. Buscan dar lo mejor en el trabajo y en casa también, o incluso en el monte el fin de semana. Si son personas que se preparan bien en el trabajo para que las cosas salgan mejor, seguro que llega el finde y tienen las botas limpias y la mochila llena del material adecuado para pasarlo bien, agua, tiritas y bocata incluido. Y si esas personas comparten casa con personas pequeñitas buscarán seguro la manera de cuidar y controlar, aunque sea su rinconcito, mediante un grado de caos que podría haber.
Las personas que se aplicanen un 60/70 %, igual en mil cosas también. Puede que la mesa del trabajo no esté tan ordenada porque hay emails para contestar, llamadas y viajes para hacer y andan tan a full que no ven tan bien este rincón del que hablamos. O lo ven pero no hay tiempo. No es lo importante.
Seguramente la mayoría de nosotros no llegamos a ser ni lo uno ni lo otro. Igual nos encontramos allí en el medio. Lo interesante es observar.
Lo que realmente cuenta es cómo cumplimos con nuestras responsabilidades, con nuestra parte. Los resultados, por supuesto, también cuentan, pero también la actitud y la manera de cumplirlos. Hasta en los pequeños detalles. Si miras hoy o mañana cómo está tu alrededor: tu mesa, tu oficina, tu taller, la sala de reuniones, tus cajones, los buzones del email o del móvil (o incluso los de casa), los armarios de la cocina o el trastero… ¿Qué ves? Si paras un minuto para realmente observarlo ¿qué sientes? ¿Qué sensación te da observar este rincón del mundo que es tuyo? Estáte con esa sensación.
¿Hay desorden o un punto de caos a la vista o incluso fuera de ella? ¿Está todo ordenado hasta el punto de la rigidez y frialdad? ¿Me encuentro satisfecha o en paz cuando observo? ¿O me noto incómoda y con cierto agobio?
Coger un poquito de distancia con nuestras cosas nos da una ventanita para poder observarnos a nosotros mismos y aprovechar para autocriticarnos un poco, felicitarnos y/o, por lo menos, reconocernos un poco también.
¿Esto que yo veo está influyendo en otras cosas que hago? ¿En personas o proyectos? ¿Tengo espacio a mi alrededor, en mi cabeza, para estar más libre y más presente en lo que hago en el día a día?
¿Dejo la ropa bien guardada al final del día? Y lo mismo en el trabajo. ¿Termino bien las reuniones, las conversaciones, los proyectos? ¿O estoy dejando cosas sin hacer? ¿Papeles sin guardar o conversaciones sin acabar bien?
Dónde está mi mejor paso a dar, ¿qué puedo hacer para que un acto de consciencia tenga un impacto para mí y puede que para los míos? Puede que sea tan sencillo como ordenar estos correos que me han llegado durante la última semana, o el último año. Puede que sea una conversación por cerrar que me ha quedado abierta con un compañero o un nuevo cliente.
Incluso si te consideras una persona demasiado exigente o rígida, igual necesitas un poquito de espacio para dejar de hacer, respirar y reírte un poco. Y con los tuyos… ¿Quién merece un poquito más de refuerzo y aprobación, y qué un poquito menos exigencia...?
Todos podemos dar un paso a mejor. ¿Cuál será el paso que vas a dar este mes?
Si quieres saber más sobre cómo sacar lo mejor de ti puedes contactar conmigo: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.