Joxe Mari Arregi
El Papa Francisco nos regaló hace un mes una preciosa encíclica que lleva por título FRATELLI TUTTI, sobre la fraternidad y la amistad social. “Todos hermanos”, una encíclica densa, evangélica, profunda, franciscana y muy actual, cuyo hilo conductor es el sueño, el anhelo y la propuesta de una nueva humanidad, unida y organizada toda ella con lazos de hermandad porque “todos vosotros sois hermanos” (Fratelli Tutti, nº 95, citando a Mt 23,8).
No es mi propósito en esta página profundizar los núcleos de la encíclica, sino sencillamente subrayar y recordar las raíces franciscanas de la misma. En efecto, podríamos decir que esta encíclica es el compendio y expresión del franciscanismo de siempre, con lenguajes, metodologías y concreciones de nuestro tiempo.
Recordemos de entrada que el Papa fue a firmar esta encíclica en el Sacro convento de Asís, junto a la tumba donde reposan los restos de Francisco. Y la firmó precisamente la víspera de la fiesta de San Francisco, el 3 de octubre. Ya este hecho es significativo y elocuente, ya que habitualmente las encíclicas de los Papas se firman en el mismo Vaticano.
Conviene también subrayar el título de la encíclica: "Fratelli tutti”, Todos hermanos. Así se dirigía Francisco de Asís cuando se dirigía a sus hermanos de fraternidad. No solo, sino que en un momento dado, Francisco de Asís haciendo suya una frase del evangelio de Mateo, recuerda a los suyos: “Todos vosotros sois hermanos” (1Reg. 22,34).
Además, es interesante lo que el mismo Papa hace en los primeros 5 números de la introducción: recuerda a Francisco de Asís, cita varios textos y episodios de su vida; recuerda, por ejemplo, el encuentro entre Francisco de Asís y el Sultán Malik-el-Kamil. "Nos impresiona que ochocientos años atrás, dice el Papa, Francisco invitara a evitar toda forma de agresión o contienda y también a vivir un humilde y fraterno 'sometimiento', incluso ante quienes no compartían su fe." (Fratelli Tutti, nº 3)
Un poco más adelante, el Papa, como queriendo sintetizar lo que ocurrió con Francisco de Asís, dice: “Francisco acogió la verdadera paz en su interior, se liberó de todo deseo de dominio sobre los demás, se hizo uno de los últimos y buscó vivir en armonía con todos” (Fratelli Tutti, nº 4).
No solo. El Papa Francisco reconoce explícitamente que detrás y delante y abajo y arriba de esta encíclica está el hermano de Asís, Francisco. "El ha motivado estas páginas” afirma el Papa (Fratelli Tutti, nº 4).
Y terminando la encíclica, de nuevo el Papa reconoce y confiesa que detrás de muchas de las reflexiones vertidas en la encíclica está Francisco de Asís. "En este espacio de reflexión sobre la fraternidad universal, me sentí motivado especialmente por san Francisco de Asís y también por otros hermanos
" (Fratelli Tutti, nº 286).
Más allá de estas notas citando a Francisco de Asís y al movimiento que él puso en marcha en el siglo XIII, nos parece que esta encíclica está escrita en clave franciscana. El núcleo y el hilo conductor de la encíclica coincide totalmente con una de las claves del franciscanismo: la fraternidad universal.
Es ya muy sabido y no hace falta decir: siendo la fraternidad universal una de las claves para entender el carisma franciscano, no es, sin embargo, ningún invento de Francisco de Asís; él pretendió vivir y ofrecer a sus hermanos el "santo evangelio de nuestro Señor Jesucristo", pero de ese evangelio tomó Francisco y subrayó el deseo de vivir siempre en fraternidad, con hermanos, como hermanos; una fraternidad de iguales, entre los más pobres y menores, acogiendo a quien viniera a ellos, fuera ladrón o salteador, amigo o enemigo, rico o pobre, perdonando siempre, sin juzgar a nadie y anunciando a todos la paz y el bien.
Lo hemos dicho más arriba: el hilo conductor de esta encíclica es la vivencia y el anuncio de la fraternidad universal y de la amistad social. De ello da buena cuenta el Papa a lo largo de sus 287 números de que consta la encíclica, abordando temas de muy diversa índole y respondiendo a los desafíos que en la actualidad se dan en nuestra humanidad herida. Frente a dichos desafíos, el Papa propone la cultura del encuentro y de la amistad, evitando absolutamente el descarte y la marginación. Es la cultura del encuentro y de la acogida, que tanto subraya también el franciscanismo.
El siglo XIII de Francisco de Asís y el siglo XXI del Papa Francisco, son dos siglos absolutamente diferentes, pero hay algo esencial que los asemeja y asemeja al Papa Francisco con Francisco de Asís: el anhelo y el sueño de ambos de una vida y de una humanidad hermanada y en paz.