Año de nieves, año de bienes. ¡Ojalá!
De momento, los primeros días de 2021 trajeron copiosas nevadas no sólo al centro de la península, también a Aránzazu. Nevó como pocas veces. La nieve cubrió el rostro de los apóstoles de Oteiza, regaló un manto nuevo a la imagen de la piedad y cerró, en víspera de Reyes, la carretera que sube de Oñati a Aránzazu. Fue posible subir a pie y quien se animó pudo disfrutar de un paisaje inusual, casi irreal. Aficionados a la montaña y esquiadores en forma de nuevos peregrinos, dispuestos a dejarse afectar por el silencio y contemplar la belleza del horizonte blanco: un inmenso regalo de Reyes cuya magia se desvanece, irremediablemente, si se trata de seguir con el día a día. La nieve dificultó la movilidad, de los franciscanos, del personal que trabaja en Aránzazu y del camión de la basura. El ímpetu de los montañeros que, burlando el cierre de la carretera, llegaron en sus vehículos hasta el parking, provocó algún momento de tensión y alguna multa, seguramente, aunque no hemos podido confirmar este extremo. Y la pasión por la fotografía y las nuevas tecnologías, tuvo un final accidentado, en el caso del pequeño dron que se estrelló contra una de las torres de la basílica. El rescate del dron, propició alguna imagen curiosa, ciertamente. La nieve y sus circunstancias, que provocó más de un quebradero de cabeza también a los dueños de los hostales y restaurantes de Aránzazu, que vieron peligrar sus reservas del fin de semana y el suministro de gas si los accesos no se abrían. Es lo que nos han dejado, de momento, las nevadas de principio de año: imágenes espectaculares, paisajes conocidos convertidos en escenarios de cuento de hadas y la esperanza de que será un año de bienes. ¡Ojalá!
La universidad de Oñate
Francisco Lizarralde
El pasado día 11 de enero leíamos en DV la noticia de la publicación del libro: “Historia Social de la Universidad de Sancti Spiritus de Oñati”, escrito por el conocido historiador J. Antonio Azpiazu. Y a tal propósito de la presentación del citado libro quisiéramos añadir algún que otro matiz interesante.
El cardenal Cisneros, una de las personalidades mas importantes e influyentes en el reinado de los Reyes Católicos, que reformó la vida religiosa y contribuyó a la configuración del nuevo estado, a pesar de no ser un franciscano intelectual fundó, en 1499, la universidad de Alcalá de Henares. Rodrigo Mercado de Zuazola, un erudito obispo nacido en Oñate, amigo y coetáneo de Cisneros, no quiso ser menos que su antecesor en los cargos públicos. Mercado de Zuazola, que fue gran admirador de Cisneros, quiso emularlo creando la universidad de Oñate, a la cual nos referimos. El obispo de Oñate había reunido una gran fortuna, gracias a las donaciones de los Reyes Católicos, por su contribución en la inquisición.
“El mecenazgo del humanista oñatiarra Rodrigo Mercado de Zuazola (1460-1548), Consejero Real, Obispo de Mallorca y Ávila, fue decisiva para la temprana introducción del estilo renacentista en Guipúzcoa, a través de la construcción de su capilla funeraria en la iglesia San Miguel de Oñati, y sobre todo de la fundación en esa villa de la primera Universidad del territorio vasco”.
La universidad de Oñate que fue fundada, en 1540, por bula del papa Paulo III, fue la primera universidad vasca hasta la aparición de la universidad de Deusto (1886). La de Oñate cerró sus puertas, en 1901, por fuertes dificultades económicas. En 1931 el edificio fue declarado Monumento Historico-Artístico Nacional, por lo cual es considerado “Bien de Interés Cultural”.
El zaldibitarra P. José Adriano Lizarralde, franciscano de Aránzazu, escribió y documentó pormenorizadamente la historia de la Universidad de Oñate. El erudito padre Lizarralde, autor entre otros libros, del Andra Mari de Guipúzcoa, Andra Mari de Vizcaya y Andra Mari de Alava. Historia del Santuario de Aránzazu y la historia de la universidad de Oñati etc., fue un historiador-investigador empedernido que removió innumerables legajos de diferentes archivos de Oñate, Aránzazu, Azpeitia etc. El padre Lizarralde adivinaba y sopesaba toda la documentación atesorada en aquellos sigilosos espacios, pero echaba de menos, el orden esmerado y la catalogación oportuna para facilitar las pertinentes y consecuentes investigaciones estudiosas de los historiadores.
“Conocedor de la competencia del P. Lizarralde, el ayuntamiento de Oñate, le pidió que tomase, a su cuenta, esta ardua empresa de recatalogación y ordenamiento del archivo municipal y le invitó a historiar la famosa universidad de la villa de Oñate”. “En breve presentaba el P. Lizarralde su nueva obra, que el ayuntamiento mandó imprimir a expensas suyas”. El ayuntamiento de Oñate, en reconocimiento a su dilatada obra, le obsequió con infinidad de plácemes y le dedicó una calle de la villa”.
El padre Lizarralde, aparte de ser un versado historiador, fue el primer director de la revista “Aránzazu”, guardián de varios conventos de la orden franciscana, vicerrector del colegio seráfico de Aránzazu y profesor de humanidades de varios colegios mas.
Erigió la ermita de Urbía, edificada en 1924, a petición de los pastores del contorno. La ermita fue sufragada por suscripción popular. Posteriormente, hace cerca de 55 años, los integrantes de la Parzonería de Urbía homenajearon la figura del P. Lizarralde colocando, junto a la ermita, un monolito consistente en una estela de piedra caliza, con una estrella que simbolizaba a la virgen de Aránzazu.