En marzo de 2019 el Papa vino a Marruecos. Y muchos se hicieron la pregunta del millón: « ¿Y a qué fue? ¿Acaso hay cristianos en Marruecos? ¿Existe la Iglesia Católica en ese país?»
Puedo y quiero responder categóricamente: «Sí, la Iglesia Católica existe en Marruecos, y está vivita y coleando, formada por comunidades vivas y entusiastas. En Marruecos somos apenas unos 30.000 católicos, provenientes de más de 100 países; hay dos obispos y, por tanto, dos diócesis -¡archidiócesis !- con sus respectivas catedrales en Tánger y Rabat; hay unas 30 parroquias, atendidas por unos 46 sacerdotes; unas 30 comunidades de religiosas con casi 200 hermanas, entre las cuales dos monasterios: clarisas y carmelitas. Los religiosos son menos, unos 40, entre sacerdotes y hermanos; también un monasterio, el de los trapenses de Nuestra Señora del Atlas, heredero de los mártires de Tibhirine, inmortalizados por la película «De hombres y de dioses»
En nuestras comunidades cristianas hay más hombres que mujeres (cosa que llama la atención), más jóvenes que adultos (más raro todavía!) y más negros que blancos (nada raro, puesto que el grupo más numeroso de cristianos es el de estudiantes universitarios subsaharianos, provenientes de los países de África francófona principalmente).
Además, esta Iglesia no es de ahora: ¡estamos acabando de celebrar un Año Jubilar con ocasión de los 800 años de presencia de los franciscanos en Marruecos! Pero podemos ir más lejos: en los siglos III y IV, había en estas tierras obispados (con sus correspondientes obispos, sacerdotes y comunidades) en Tánger, Ceuta, Tetuán, Asila, Larache, Volubilis y Salé. Es decir, que había una vida cristiana extendida y fecunda, que dio mártires y personalidades como San Agustín de Hipona y su madre Santa Mónica, Santas Perpetua y Felicidad, San Cipriano de Cartago y el célebre teólogo Tertuliano.
¿Y cómo es esta Iglesia que el Papa visitó en Marruecos? Vamos a ver algunas características.
Una Iglesia insignificante... pero significativa
Insignificante por pequeña, minúscula, diminuta... Treinta mil católicos entre 37 millones de habitantes no da ni para un 0,1%. Pero significativa porque llevamos, en vasijas de barro, un tesoro; porque tenemos algo que decir y aportar a la sociedad y también a la Iglesia universal; y porque somos un signo y un instrumento del Reino de Dios.
Sin las Iglesias del norte de África (Libia, Túnez, Argelia y Marruecos que forman la Conferencia Episcopal de la Región Norte África), la Iglesia Católica sería menos católica. Y con el reciente nombramiento como Cardenal al Arzobispo de Rabat, el Papa ha hecho visibles unas Iglesias que eran prácticamente invisibles y desconocidas.
Una Iglesia al servicio del Reino
Sí, nuestro objetivo aquí –y en todas parte, yo creo- no es hacer «engordar» la Iglesia, sino hacer crecer el Reino de Dios en Marruecos, es decir, hacer crecer la justicia y la paz, la vida y la verdad, la igualdad y la libertad, la solidaridad y el amor. Y hacer esto con nuestros hermanos y hermanas musulmanes.
No trabajamos para la Iglesia ni por la Iglesia; sino que, como Iglesia que somos y en Iglesia, trabajamos al servicio del Reino. El objetivo es el Reino; la Iglesia es el medio, el instrumento. No queremos ser una Iglesia autorreferencial, sino una Iglesia abierta y volcada hacia el exterior, en salida hacia los otros.
Por eso la “Visitación de María” es uno de nuestros “iconos”: María que sale de Nazaret para ir a ayudar a su prima Isabel… pero llevándole, silenciosamente, a Cristo. María no publica con palabras esa presencia que lleva en el vientre, pero lleva a Cristo donde Ella va. Así quiere ser nuestra Iglesia: anunciadora de Cristo más con el testimonio y la vida que con las palabras.
Una Iglesia de extranjeros, pero no extranjera
Igual que la Palabra de Dios se hizo carne y habitó entre nosotros, así también nuestra Iglesia quiere estar encarnada y al servicio del pueblo marroquí.
El gran servicio que nosotros prestamos aquí es el de ser testigos de Cristo, testigos del amor de Dios, a través de nuestra vida de comunión, de nuestra vida de oración, queremos ser «orantes en medio de un pueblo que reza».
Además prestamos otros «pequeños» servicios, que son las actividades de las que somos responsables : las escuelas (15 escuelas católicas con 12.000 alumnos), centros de salud, centros socio-culturales y bibliotecas, Cáritas (unos 10.000 migrantes atendidos cada año y otros tantos marroquíes), etc.
En este país, los cristianos somos todos extranjeros, pero queremos que nuestra Iglesia sea marroquí. Por eso nos esforzamos en conocer y amar la lengua, la cultura, la historia de este pueblo que nos acoge y nos permite vivir nuestra fe.
Es el principio teológico-pastoral de la “encarnación”; aquí el “icono” es la “Palabra de Dios” que se hace carne y habita entre nosotros.
Una Iglesia del diálogo y el encuentro
Los musulmanes no son nuestros enemigos ni nuestros adversarios ni la competencia. Son nuestros hermanos y hermanas y nosotros queremos salir a su encuentro, para establecer un diálogo que comienza por la amistad y la convivencia, continúa por el trabajo conjunto al servicio de las grandes causas de la humanidad y culmina en el compartir la fe y la oración si se puede.
¿Y por qué el diálogo y el encuentro? Por imitar a Dios, el cual ha querido mostrarse a la humanidad, ha salido de sí mismo para encontrar a cada persona, ha establecido contacto, se ha revelado y manifestado, ha dialogado y sigue dialogando con todos y cada uno.
Y aquí nuestro icono es Dios mismo; sí, Dios Padre que envía al Hijo para que sea “Emmanuel”, Dios-con-nosotros, para que sea lugar de encuentro entre Dios y la humanidad (Dios y hombre verdadero).
Una Iglesia Samaritana
Sí, una Iglesia que, como el Buen Samaritano, quiere pararse en el camino al lado de quien sufre, de los que están en necesidad, de los más débiles... para curarlos, para cuidarlos, para escucharlos, para darles una nueva esperanza.
A través de Cáritas, pero no solamente, nuestra Iglesia cultiva esta dimensión samaritana, sobre todo a favor de los migrantes que sufren y que son vulnerables, pero también en favor de los marroquíes más pobres.
Una Iglesia ecuménica
Los cristianos somos pocos aquí… ¿Vamos a estar divididos? De hecho lo estamos, y porque somos herederos de una historia desgraciada, intentamos vivir unidos en la caridad.
Así católicos, protestantes, anglicanos y ortodoxos formamos un pequeño “Comité de Iglesias Cristianas” para coordinarnos, conocernos… y querernos.
Y no menos de seis iglesias católicas (Fez, Meknés, Mohammedia, Rabat, Oujda, Agadir…) sirven como templo para el culto protestante, para el oficio eucarístico anglicano o para la santa liturgia ortodoxa.
Pero la guinda sobre el pastel del ecumenismo es el Instituto Teológico Ecuménico Al Mowafaqa (El Acuerdo), donde se enseña la teología cristiana a dos voces (protestante y católica) y la islamología. Hay profesores católicos, protestantes y musulmanes, y los alumnos son, prácticamente al 50%, protestantes y católicos.
De este Instituto (¡único en el mundo!) el Papa dijo en su visita: “Considero también como un signo profético la creación del Instituto Ecuménico Al Mowafaqa, en Rabat, el 2012, por una iniciativa católica y protestante. Este Instituto quiere contribuir a promover el ecumenismo así como también el diálogo con la cultura y con el Islam. Esta laudable iniciativa traduce la preocupación y la voluntad de los cristianos que viven en este país por construir puentes para manifestar y servir a la fraternidad humana” (Papa Francisco)
Una Iglesia puente
Tenemos una vocación muy clara: ser constructores de puentes entre cristianos y musulmanes, entre África y Europa, entre negros y blancos, entre oriente y occidente, entre jóvenes y adultos, entre protestantes y católicos.
Construir puentes más que muros y fronteras es nuestra vocación, y creo que la de toda la Iglesia y de todo cristiano: somos puentes entre Dios y el mundo.
Para acabar: somos, queremos ser, una Iglesia apasionada y apasionante. Apasionada por Cristo y por Marruecos; apasionante por nuestro testimonio para todos los que nos visitan y nos conocen por primera vez... como quizás tú, querido lector, que acabas de leer estas líneas.
¡Bienvenido fue el Papa Francisco, bienvenido serás tú si vienes a conocernos!
Nuestro objetivo: ODS 10 Reducción de las desigualdades
La Declaración Universal de Derechos Humanos proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948, dice en su primer artículo: Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Y continúa en el segundo artículo: Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.
En la campaña Campaña anual TAU 2020, comenzamos el estudio y análisis de un nuevo Objetivo de Desarrollo Sostenible –ODS-, el décimo, que trata de la reducción de las desigualdades. En campañas anteriores hemos tratado otros ODS, ahora queremos referirnos a la IGUALDAD.
Vamos a situar nuestro Objetivo para no despistarnos. Estamos hablando de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2015-2030. Estos son un intento de corregir el rumbo desviado que ha tomado la humanidad, proponiendo una serie de metas que se procuran conseguir poco a poco, con la colaboración de todos. Si, has leído bien: TODOS. Habrá lógicamente entidades que pueden hacer mucho, pero nosotros individualmente también estamos implicados en el cambio. Y podemos hacer mucho, para empezar, saber de qué hablamos.
Los ODS pretenden abordar los problemas actuales y futuros. La creciente desigualdad mundial, el aumento de la exposición a los peligros naturales, la rápida urbanización, los nuevos modelos de migración y el consumo excesivo por algunos de energía y de los recursos naturales, amenazan con elevar el riesgo de desastres a niveles peligrosos, con efectos sistémicos a nivel mundial.
La agenda para el desarrollo después de 2015 intenta trazar el rumbo de las iniciativas de desarrollo para los próximos 15 años y años posteriores, hacia la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible en sus dimensiones social, económica y ambiental. Se destina a mejorar la vida de las personas y asegurar el ejercicio de sus derechos humanos, en plena armonía con la naturaleza.
Los 17 objetivos de desarrollo sostenible y 169 metas propuestos por el Grupo de Trabajo Abierto de la Asamblea General sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible constituyen el núcleo de la agenda para el desarrollo después de 2015. Estos objetivos y metas procuran transformar la sociedad y movilizar a personas y países; integran los asuntos pendientes de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y van más allá al abordar la desigualdad, los nuevos desafíos y cuestiones estructurales como el cambio climático, el crecimiento económico sostenible, la capacidad productiva, la paz y la seguridad, y unas instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles; adoptan un enfoque dinámico para lograr la igualdad de género; reflejan de forma equilibrada las dimensiones económica, social y ambiental del desarrollo sostenible. Tienen un enfoque integrado del desarrollo internacional en favor de las personas y el planeta.
Vaya, ya nos hemos centrado un poco sobre a dónde vamos, nuestra meta: transformar la sociedad y movilizar a personas y países. Un instrumento para ello va a ser el Objetivo de Desarrollo 10.
Fíjate que nuestro Objetivo ya supone que hay desigualdades, y que el intento que acometemos es reducirlas. Hablamos de la desigualdad y de su contrario la igualdad. Si queremos reducir la desigualdad tendremos que partir de que nuestra meta es lograr la igualdad.
Te invitamos a que vengas con nosotros en esta excursión. Veremos en esta Campaña anual TAU 2020 qué es eso de la desigualdad, sus causas, sus consecuencias y si es posible reducirla.
Primera aproximación: Nuestra realidad.
Las personas nacemos con distintas cualidades personales y biológicas. El sexo, la altura, la fuerza, la rapidez son aspectos que nos caracterizan y diferencian. En principio, esas diferencias ni son mejores ni peores. Cada uno servimos para lo que servimos, destacamos por nuestras peculiaridades y somos como somos.
Nuestras diferencias nos hacen adoptar ciertos papeles o roles en la sociedad. Dentro del ámbito en el que vivimos, en nuestro entorno social, nos ubicamos en una escala social, lo que los sociólogos llaman la estratificación social. Por ella, unos se colocan en una posición y otros en otra. Bien sea porque por nacimiento/adscripción nos colocamos en un lugar social o porque lo hemos adquirido, estamos en un lugar que nos diferencia de los demás. Si esto pasa dentro de una determinada estructura social, por ejemplo nuestro país, cuando ello lo contemplamos comparando distintas estructuras sociales, como naciones o continentes, veremos que las diferencias también son notables.
Los derechos de los que efectivamente dispone y disfruta la persona dentro de una sociedad, cambian cuando está en otra. El acceso a los bienes, la satisfacción de las necesidades básicas de las personas, los servicios sociales, la educación…no son las mismas en un país que en otro.
El desarrollo de las comunicaciones ha hecho que actualmente vivamos en la llamada aldea global, y la desigualdad del ámbito de nuestra sociedad local no es ya la única que percibimos, vemos que de una sociedad a otra hay muchas diferencias, unas naturales, pero otras son por la manera en que hacemos y diseñamos el mundo en el que vivimos.
Cuando hablamos de la desigualdad no se trata solo de la que proviene de la diferente distribución de la riqueza, el patrimonio neto, los ingresos, el sueldo que se percibe. También puede abarcar la expectativa de vida, la facilidad que tienen las personas para acceder a los servicios de la salud, la educación de calidad o los servicios públicos. Hay desigualdades entre los géneros y entre los grupos sociales.
Además, la desigualdad aumenta y persiste porque algunos grupos tienen más influencia sobre el proceso legislativo, lo que impide a otros grupos hacer que el sistema responda a sus necesidades. Esto lleva a distorsiones de políticas y socava el proceso democrático.
Cada faceta de la desigualdad entorpece enormemente nuestra capacidad de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, por ello debemos tener en cuenta cada aspecto de la desigualdad si queremos promover la Agenda 2030.
Como todos los años por estas fechas, desde TAUfundazioa ponemos en marcha una Campaña Solidaria con la intención de contribuir a crear una ciudadanía responsable y solidaria que sea consciente de las problemáticas de este mundo globalizado en el que vivimos y que se comprometa en intentar transformar esta realidad. Éste año el lema de la Campaña es Muévete contra la desigualdad: contra el desarrollo que desarrolla desigualdad.
La Campaña del 2020 continúa con el trabajo de descripción y análisis crítico de los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS 2015-2030 que ya iniciamos en la Campaña del 2018, y para este año planteamos el análisis del ODS vinculado a la problemática de la Desigualdad.
La razón de elegir esta problemática es clara, con la globalización neoliberal, que se ha extendido por todo el planeta, no sólo se han incrementado los flujos de bienes e información, sino también se han acelerado los procesos de acumulación de dinero y capital. De acuerdo a uno de los informes de OXFAM INTERMON, premiar el trabajo y no la riqueza (2018), una reducida minoría de alrededor del 1% de la población mundial acapara la mitad de la riqueza del planeta y en los últimos años esta tendencia sólo se ha incrementado, acrecentando la inequidad y la abrumadora y abismal brecha entre los niveles de desarrollo y las condiciones de vida entre un reducido grupo de híper billonarios y centenas de millones de personas hundidas en la miseria y que apenas sobreviven. La actual desigualdad es una masiva y rapaz maquinaria de generación de pobreza e injusticia.
Ante esta realidad y con el objetivo global de seguir profundizando en los contenidos y compromisos adoptados en la Agenda Internacional para el Desarrollo 2030, queremos sensibilizar(nos) y formar(nos) en relación al ODS directamente vinculado a la desigualdad, con el fin de realizar un análisis de sus causas y vislumbrar posibles soluciones para posteriormente centrarnos en la desigualdad de género y los movimientos migratorios.
Para ello, desde TAUfundazioa hemos preparado una serie de materiales que estarán a disposición de toda persona que quiera participar, sensibilizarse y formarse en el ODS 10: Reducción de las desigualdades. Estos materiales están organizados en torno a cuatro temas.
En el primero de ellos, titulado Desigualdad, se aborda el concepto en sí, causas que la originan, datos actuales y situación de esta problemática a nivel global, tanto en los países empobrecidos como en nuestro entorno diario.
En el segundo de los temas, ODS 10: Reducción de las desigualdades, tratamos la situación actual de este ODS con datos, cifras y metas, centrándonos en algunos debates y cuestiones actuales como ¿Por qué debo preocuparme por la desigualdad si yo no sufro ningún tipo de discriminación? ¿Podemos realmente lograr la igualdad para todas las personas en este mundo? ¿Cuál es el papel de la educación para disminuir las desigualdades? O la importancia de las políticas públicas...
Una vez analizado el concepto de desigualdad y debatido sobre posibles propuestas para intentar reducirla tanto a nivel global como local, y desde nuestra propia experiencia en el día a día, pasamos a conocer algo más sobre dos situaciones concretas y que son de máxima actualidad: la desigualdad de género y los movimientos migratorios.
Desigualdad de género, es el tercero de los temas preparados por TAUfundazioa, en él planteamos de nuevo algunas reflexiones que sirven para animar la conciencia y evitar la postura de no hacer nada ya que la igualdad de género, además de ser un derecho humano fundamental, es imprescindible para lograr sociedades pacíficas, con pleno potencial humano y desarrollo sostenible pero, desafortunadamente, aún queda mucho recorrido para alcanzar la plena igualdad de derechos y oportunidades entre mujeres y hombres.
En concreto, en una de las cinco reflexiones o debates propuestos en este tema, se plantea que las mujeres son la clave para lograr un mundo sin hambre ni pobreza. Queremos reflexionar sobre poner énfasis o no en la importancia de erradicar la desigualdad de género y empoderar a las mujeres con información, capacitación, tenencia y acceso justo a los recursos y a los servicios de apoyo agrícola, nutricional y a la salud, ya que -por poner un ejemplo concreto- según la FAO “Estamos viendo una y otra vez que la igualdad de género abre las puertas para que comunidades enteras fortalezcan su seguridad alimentaria y nutricional y mejoren su bienestar social y económico”, “Cuando se invierte en un hombre, se invierte en un individuo. Cuando se invierte en una mujer, se invierte en una comunidad” o “Empoderar a las mujeres rurales es en realidad empoderar a la humanidad”.
Ante estas afirmaciones, finalmente lanzamos la siguiente pregunta ¿Estás de acuerdo con ellas? O, en caso contrario, ¿Qué otras medidas se te ocurren, en las que sean protagonistas las mujeres, para lograr un mundo más justo e igualitario? con el objetivo último de implicar(nos) en la transformación de esta realidad.
El cuarto tema, que cierra esta Campaña 2020, aborda los Movimientos migratorios como resultado de la falta de oportunidades y las adversas condiciones de vida en muchos países del Sur. Frente a Estados y organismos internacionales incapaces de propiciar entornos de desarrollo humano, las personas migrantes están condenadas a buscar un futuro fuera de sus hogares. De este modo, un mundo desigual e injusto genera las condiciones para que la migración no sólo se mantenga sino que aumente, conforme se acreciente la desigualdad y su impacto en el deterioro de la vida de millones de personas. De nuevo, ante estas reflexiones ¿Nos implicamos?
Por último, además de los materiales para trabajar la Campaña 2020 y que sirven para orientar el debate, la reflexión y la acción, TAUfundazioa propone la posibilidad de hacer un gesto solidario apoyando un proyecto en los que coopera actualmente TAU.
El proyecto con el que es posible colaborar este 2020 se denomina “Programa integral de acompañamiento socio – sanitario – jurídico y de incidencia social para personas migrantes que llegan a La 72 – Hogar Refugio en Tenosique, Tabasco (México)”, proyecto franciscano que busca apoyar integralmente a las personas migrantes en tránsito por la frontera sur de México con Guatemala, principalmente centroamericanas, desde el 2011, con decidida actuación en la promoción y defensa de sus Derechos Humanos.
La 72 – Hogar refugio es un proyecto de la Provincia Franciscana “San Felipe de Jesús” en México.
“Deseo que la celebración del centenario de Maximum Illud, (…) sea un tiempo propicio para que la oración, el testimonio de los santos y mártires de la misión,(…) ayuden a evangelizar, en primer lugar, a la Iglesia, para que ella, -renovada la frescura y el ardor de su primer amor por el Señor crucificado y resucitado-, pueda evangelizar en el mundo con credibilidad y eficacia evangélicas”.
Con estas palabras dirigidas a la Asamblea General de las Obras Misionales Pontificias el 3 de junio de 2017, el Papa Francisco recordaba el testimonio de los muchos misioneros que dieron su vida por el Señor Jesús.
Veintinueve misioneros fueron asesinados durante 2019 en veinte países diferentes: dieciocho sacerdotes, un diácono permanente, dos religiosos no sacerdotes, dos religiosas y seis laicos. Este es el balance presentado el día 30 de diciembre del año 2019 según viene siendo tradicional por la Agencia Vaticana Fides a final de cada año.
Muchos misioneros murieron en contextos de pobreza donde la violencia es continua y el Estado demasiado debilitado. En muchos casos estos asesinatos no son una expresión directa del odio a la fe, sino que responden a un programa de “desestabilización social”. “El sacerdote y las comunidades parroquiales promueven la seguridad, la educación, los servicios de salud y los derechos humanos de los migrantes, de las mujeres y de los niños”, explicaba el director del Centro Católico Multimedia de México, el padre Omar Sotelo. La Iglesia local es, de hecho, “una realidad que ayuda a las personas y se pone así en competencia directa con el crimen organizado”, que sabe que eliminar a un sacerdote es mucho más que eliminar a una persona, porque desestabiliza a toda una comunidad. Así se instaura una “cultura del terror y del silencio, que favorece la corrupción y permite que los cárteles trabajen con libertad”.
Algunos de los asesinatos deben leerse desde esta perspectiva, como el del padre David Tanko, asesinado en Nigeria cuando iba a mediar en el acuerdo de paz entre dos grupos étnicos locales en conflicto durante décadas; o el bárbaro asesinato de una religiosa anciana en la República Centroafricana, la hermana Inés Nieves Sancho, quien durante décadas enseñó a niñas y jóvenes a coser y a aprender un oficio; o la historia del hermano Paul McAuley, hallado sin vida en la comunidad estudiantil de La Salle, en Iquitos (Perú), donde se dedicaba a la educación de los jóvenes indígenas.
El reconocimiento de la Iglesia
Los misioneros asesinados que alcanzaron el reconocimiento del martirio en este año 2019 por parte de la Iglesia son la punta del icebeg de este calvario.
Mons Enrique Ángel Angelelli, obispo de La Rioja (Argentina); Carlos de Dios Murias, franciscano conventual; Gabriel Longueville, sacerdote misionero fidei donum; y el catequista Wenceslao Pedernera, padre de familia. Todos ellos beatificados el 27 de abril de 2019. “Fueron asesinados en 1976, durante el período de la dictadura militar caracterizado por un clima político y social turbulento, que también tenía claros tintes de persecución religiosa”, indicaba el Cardenal Angelo Becciu en la homilía de beatificación, recordando que se dedicaron a “la promoción de los estratos más débiles, a la defensa de su dignidad y a la formación de las conciencias en el marco de la doctrina social de la Iglesia”.
El 19 de octubre fue beatificado el padre Alfredo Cremonesi, misionero del PIME. Asesinado por odio a la fe el 7 de febrero de 1953, en Myanmar (Birmania), donde había pasado 28 años de misión. “Fue precisamente su caridad lo que lo llevó a ofrecer su vida para defender a su pueblo. Es una bella figura de la vida sacerdotal y religiosa, un misionero que ha consumado su existencia en el don de su propia vida. Totalmente dedicado a Dios y a la misión evangelizadora, su existencia se la ofreció a su pueblo, con quien había querido compartir la condición de pobreza, renunciando incluso al más mínimo privilegio”, subrayaba el cardenal A. Becciu.
“Un mártir, un excelente educador y defensor evangélico de los pobres y oprimidos que se convirtió en uno de nosotros y dio su vida por nosotros”. Así describía el cardenal José L. Lacunza, al hermano estadounidense el Escolapio James Alfred Miller, asesinado en 1992, durante la beatificación que presidió el 7 de diciembre en Guatemala.
El padre Emilio Moscoso Cárdenas, jesuita, es el primer mártir de Ecuador. Asesinado el 4 de mayo de 1897, durante la Revolución Liberal de fuertes connotaciones anticlericales que sacudió el país. “Su testimonio es actual y nos ofrece un mensaje significativo: el martirio no es improvisado, el martirio es el fruto de una fe arraigada en Dios y vivida día a día. La fe requiere coherencia, valor y una capacidad intensa para amar a Dios y al prójimo, con el don de uno mismo”, aseguraba el cardenal A. Becciu durante la ceremonia de beatificación que presidió el 16 de noviembre en Riobamba.
El arzobispo de Rouen, Mons Dominique Lebrun, concluyó el 9 de marzo la fase diocesana de la causa de beatificación del padre Jacques Hamel, asesinado en la mañana del 26 de julio de 2016 mientras celebraba misa en la iglesia de Saint Etienne du Rouvray, en Normandía, por dos hombres del autodenominado Estado Islámico.
El 23 de marzo, en Mozambique, finalizó la fase diocesana del proceso de beatificación de un grupo de 23 catequistas laicos y sus familias, asesinados por odio a la fe el 22 de marzo de 1992. Participaban en un curso de formación en un Centro Catequético Diocesano, cuando la guerrilla atacó el centro llevándose a hombres, mujeres y niños. Los rebeldes los alejaron a unos tres kilómetros del Centro, y tras un violento interrogatorio fueron asesinados.
El 21 de junio se abrió la primera causa de canonización de la Iglesia en Burundi. Se trata de dos misioneros Javerianos italianos: el padre Ottorino Maule y el padre Aldo Marchiol, quienes junto con la voluntaria laica Catina Gubert fueron asesinados en la parroquia de Buyengero el 30 de septiembre de 1995.
El padre Michel Kayoya, fue asesinado el 17 de mayo de 1972 en Gitega. Cuarenta seminaristas fueron asesinados el 30 de abril de 1997 en el seminario de Buta.
El 5 de septiembre comenzó en Zimbabwe la causa de beatificación del misionero franciscano seglar británico, John Bradburne, quien dio su testimonio de fe en medio de los leprosos de Mutemwa. “No había medicinas, ni ropa, y la gente tenía hambre. Se ocupó de las necesidades de todos: alimentar a las personas, lavarlas y curar sus heridas”, recuerdan los que le conocieron. En 1979, estalló una disputa con los habitantes de la aldea cercana. Bradburne se ofreció a mediar, pero fue acusado falsamente de espionaje y después de negarse a abandonar Zimbabwe fue secuestrado y asesinado en un camino.
Fte.: Agencia Fides 30,12,2019
El país de los mil colores, cuna de la cultura hindú,… al norte la ciudad rosada de Jaipur; y Udaipur, conocida por sus lagos. También en Jaysalmer, la ciudad dorada del desierto de Thar. Un país de impresionantes templos repartidos a lo largo de toda su geografía. Cuando el viajero llega a Delhi se encuentra con una de las ciudades más bulliciosas del mundo, una ciudad llena de contrastes que esconde en sus noches y callejones la pobreza más extrema. El viajero, ajeno a lo que le rodea, tomará su tiempo para visitar y fotografiar iconos de un país lleno de contrastes. Y … “aquí paz y después gloria”.
“Fraternidad pobre entre los pobres y para los pobres”, es la frase que encierra el apostolado franciscano y que resume el deseo de las 53 congregaciones franciscanas que se encuentran en 65 provincias de la India, y que así se expresaron en su Asamblea General en la ciudad de Bhopal, en donde reafirmaron su compromiso en no dejar de mirar y vivir con los más necesitados. Los Hermanos y las Hermanas expresaron así el deseo de permanecer arraigados en la Vida Evangélica a ejemplo de San Francisco y de Santa Clara de Asís, y esto significa permanecer, pertenecer a los pobres y marginados, lo que les empuja a estar en los tugurios, y en las zonas marginales en todos sus modelos.
El coordinador de la Asociación de Familias Franciscanas de la India (AFFI) el Franciscano Capuchino Nithiya Sagayam, señaló que los franciscanos se sienten llamados a “transmitir, proponer y vivir una cultura contraria a la violencia, el consumismo, el individualismo y el materialismo predominante en la sociedad india”.
Fruto de esta Asamblea ha surgido un programa de diez puntos para combatir todas las formas de violencia contra las mujeres, prácticas como: el aborto selectivo, el infanticidio femenino, los abusos sexuales a niñas; los matrimonios obligados de niñas, el trabajo infantil, la violencia doméstica a las mujeres, el acoso sexual en el trabajo y la trata de mujeres y niños, demasiado frecuente hoy en este gran país que es la India.