Orla Hasson, coach sistémico
Cuando suena la alarma por la mañana ¿Qué sueles hacer? ¿Cómo te levantas? ¿Hacia dónde diriges la energía?
La gran mayoría de nosotros caemos en dos campos. El campo del atareado o el del meditado…
Cuando suena la alarma el atareado se despierta y empieza a ejecutar una serie de acciones… que llevarán a otra serie de acciones… baño, vestirse, correr… duchas, desayunos, niños, trabajo… que le llevarán a otras muchas acciones que terminarán cuando se vaya a la cama con el fin de ocuparse de la tarea de descansar.
El meditado se despierta lentamente estirando el cuerpo para dedicar un tiempo a la meditación, la reflexión, el ejercicio pausado, antes de arrancar el día con las personas, proyectos y tareas que le esperan… Pone su atención en las cosas importantes y termina el día con una pequeña reflexión o meditación antes de ir a la cama, agradeciendo el día y reconociendo los retos superados.
Cómo abordamos las victorias y desafíos del día está directamente relacionado con nuestra forma de entrar al día. ¿Por qué? Porque afrontar el día desde la intención me va a ayudar a dirigir bien la atención. Y si trabajo, vivo y interactúo desde la atención es más fácil que consiga lo que realmente quiero conseguir.
Imaginemos que cogemos el coche con la idea de ir a un sitio por primera vez, sin parar a pensar en la ruta, la duración, la preparación necesaria para ti o para el coche. Lo normal seria perderse un poco en el camino… Igual sí, igual no, pero… no sabes… pasas el viaje yendo de pueblo en pueblo con la esperanza de que al final llegarás… pero sin la seguridad… ¿Harías eso?
En estos momentos, cada día es complejo. Cada día también representa una pequeña victoria. Y surgen muchos factores que antes no nos influían tanto o que no veíamos. Lo sistémico empieza a estar más percibido. Somos conscientes del estado de salud de los familiares de nuestros compañeros, de los retos de nuestra empresa, de los protocolos de las escuelas de los vecinos, y el estado emocional en muchos casos está elevado.
Vamos. Hay muchas oportunidades para despistarnos.
Entonces, es un buen momento para avanzar en nuestra persona practicando la integración de la intención con la atención en nuestro día a día.
La intención se puede, de hecho, trabajar en muchos momentos del día.
Desde la mañana, me pregunto: ¿Qué es importante cuidar hoy? ¿Para qué va a ser hoy un buen día? ¿Qué es importante para mi hacer en el día de hoy?
En el trabajo o en mis tareas diarias ¿Qué es importante transmitir o clarificar? ¿Qué es lo mas importante en un día lleno de cosas importantes?
La atención, después, viene a ser el vehículo para asegurar que llevas a cabo eso que es importante. Para conseguir o comunicar o ejecutar esto que me importa ahora, ¿Dónde tengo que dirigir la atención? ¿Qué áreas de mi vida, mis procesos y mis relaciones necesito cuidar?
Cuando soy capaz de ver dónde me podría desviar de la atención, entonces soy consciente de dónde tengo que poner especial foco y energía. De esta forma incluso voy a poder anticipar desvíos y distracciones.
En una reunión donde la información es importante, pero el que la dirige me cae mal no estaré escuchando desde la curiosidad y la atención. Pero si antes de la reunión y al principio defino la intención, entonces es más probable que yo (y todos) enfoquemos la energía hacia estos “para qués” que son relevantes para todos. Muchísimas reuniones son pérdidas de tiempo debido a la pérdida de ATENCIÓN. Así la INTENCIÓN queda en los márgenes.
Fijarnos en la diana nos ayuda para agarrar la tierra firme del día a día. Para poder respirar y centrarnos cuando el día va o excesivamente bien o excesivamente mal… necesitamos cuidar la atención. Así es como vamos a poder seguir dando lo mejor de nosotros en los momentos más desafiantes. Así es como vas a poder acceder al superpoder de la presencia. Así es como vas a superar las crisis y ser referente para las personas.
Al final del día el atareado cae como un tronco o se queda allí pensando en lo que ha tenido que dejar para mañana. El meditado toma un momento para reflexionar y reconoce su satisfacción con lo que ha podido conseguir con la intención de hoy, y en qué le gustaría avanzar mañana…
Desde hace 6 años, casi todas las mañanas consigo hacer una pequeña rutina que me permite empezar el día de forma meditada e con la intención clara.
Tú ¿Qué haces para actuar desde lo mejor de ti? El mundo no necesita más “drama”. Necesita más integración. Más intención. Más consciencia. ¿Qué vas a hacer tu para liderar con el ejemplo, hoy?