Aitor Sorreluz
El otoño evoca cambio. Finalizados los exceso del verano, y conforme los días se van acortando, el paisaje va perdiendo verdor e irrumpe toda una gama de amarillos, ocres y rojizos. El cielo también se torna más luminoso y claro. El viento sur, a veces, y los primeros frentes agoreros del invierno despojan a los árboles de su colorido ropaje. Las hojas van cayendo irremediablemente. Pronto llegará el invierno.
Otras hojas serán arrancadas por gente que cuenta los días para poder salir de la cuarentena. Cifras y datos, positivos diarios que se van acumulando como la hojarasca en otoño. Se va acumulando también el cansancio de muchos profesionales de la sanidad que ven cómo empiezan a llenarse los hospitales, otra vez.
Los días pasan y quizás el día internacional de la salud mental (10 de octubre), el día mundial de la pobreza (17 de octubre), la jornada mundial para las misiones (18 de octubre) estén marcados en el calendario. Ya cayó la hoja que señalaba el 21 de septiembre, día internacional del alzheimer. Recuerdos que van cayendo de la memoria, cabezas desnudas de recuerdos marchitos. Abrazos y caricias sin palabras que acogen y visten en tiempos de distancia social.
4 de octubre. San Francisco de Asís. Día para renovar nuestra intención y vivir con más atención a los que nos rodean y a nuestro entorno (Revolución Laudato Si'). Día cuya hoja también será arrancada. Día para recordar que cada día tiene su sazón. Día para combatir esa ansiedad desmedida que nos hace querer controlar el futuro. Hojas que no han sido arrancadas todavía.
Un mes del inicio del curso en el que las hojas se van llenando algunas veces de conocimiento (las menos) y otras de garabatos...
/5 años también que el taco de Arantzazu está en nuestras casas, marcando el ir y venir de los días. Arrancar una hoja para ver la siguiente. Bonito automatismo para evitar ansiedades, centrarnos en el presente y estar atentos al futuro. Esperar humildemente confiados, porque quizás nuestra desnudez y la del presente cobran sentido desde esos espacios de confianza en los que nos dejamos acoger por aquellos que nos quieren. ¿Si Dios Padre alimenta a los pájaros, no nos va a cuidar a nosotros?
Hojas del calendario que van cayendo. Verdadero placer adentrarse en los bosques coloridos de otoño y caminar pausadamente sobre la hojarasca, sobre esas hojas que han ido cayendo una a una. Miremos hacia atrás y tratemos de recordar, caminando sobre la hojas que han ido cayendo en el calendario de nuestra vida.