Joxe Mari Arregi
Sí, ¡cómo ha crecido nuestra plantita! ¡Qué bella está! Todavía apenas tiene 6 años y parece ya mayor. Todavía no camina sola porque no puede; necesita de la compañía de mucha gente. Pero ya anda por todas las capitales de Euskadi. Muchos la conocen y la saludan y le agradecen; algunos se detienen a preguntar quién es, de dónde es, a qué se dedica, de qué vive, quiénes son sus amigos… Nuestra plantita se llama ELKARREKIN BILA, el proyecto social de nuestro Santuario de Arantzazu.
Recuerdo muy bien cuándo y cómo nació. Era el año 2013 y en el Consejo pastoral del Santuario, guiados por nuestro llorado Iñaki Beristain, decíamos que a este Santuario le faltaba un proyecto social, tal como existe en todos, o en casi todos los Santuarios de la Iglesia. En el Consejo fuimos dando tiempo ideando cómo mejorar las celebraciones, cómo atender mejor al peregrino que nos visita, qué ofrecer al que entra en la iglesia esporádicamente
Así era Iñaki, apasionado de la evangelización, que nos impulsaba a reflexionar, a idear, a mejorar lo que ya se ofrecía en este Santuario de Arantzazu.
Y ahí, dando vueltas y más vueltas, surgió la idea de poner en marcha un proyecto social que sería como el complemento de nuestro proyecto pastoral.
Recuerdo todavía muy bien cómo, en medio de la ilusión del nuevo proyecto, discutimos el nombre que íbamos a ponerle a nuestra plantita. Después de darle vueltas también a esto, pensamos que el nombre adecuado era: ELKARREKIN BILA. ELKARREKIN, juntos, entre todos, porque nadie es más que nadie ni menos y porque aquí no sobraba nadie y todos eran necesarios. BILA, buscando, porque en Arantzazu todos somos unos buscadores, porque la vida es búsqueda, es pregunta, porque ser creyente es preguntarse y buscar el querer de Dios. Como Francisco de Asís que en su juventud se preguntaba: Señor, ¿qué quieres que yo haga?.
Y así echamos a andar con nuestra criatura. Era febrero de 2014. Salimos con ilusión, la ilusión del que es padre o madre por primera vez, la ilusión del que ha descubierto a Jesús y ha oído su voz: vete, busca a tu hermano, tráemelo; salimos con ilusión porque se trataba de buscar y encontrarnos con hermanos nuestros a los que la sociedad no siempre les hace caso porque algunos habían entrado en el mundo de la droga, otros se encontraban solos y sin recursos, algunos estaban limitados física o psíquicamente; salíamos con la ilusión de encontrarlos, juntarlos, ponerles nombre, mirarles a los ojos y abrazarlos y darles calor, darles dignidad…
Nuestra plantita, surgió para ofrecer a personas y grupos que tienen dificultades de vida (enfermos, personas con alguna adicción, menores desprotegidos, presos, personas con alguna discapacidad...) una estancia en el Santuario Arantzazu, procurándoles un tiempo de ocio y, a la vez, proponiéndoles una formación posible.
Se trataba de ofrecer a esas personas y grupos una estancia agradable de tres días gratis alojándoles en Arantzazu y, sacándoles de su cotidianidad, visitando y dando a conocer las bellezas y recursos del propio Santuario y del entorno, hacerles visible otra forma de vida, para que crezcan como personas y, con una confianza interior renovada, vieran caminos y posibilidades de enfrentarse a las dificultades que sufren.
No nos faltaba ilusión, es verdad, porque era algo que merece la pena, porque es prolongar el abrazo de Jesús al enfermo, al necesitado, al caído, al desviado, al solitario, a nuestro hermano. Pero salimos también con temor y temblor. Era claro: solo los franciscanos no podíamos hacer nada. ¿Quién nos ayudará en esto? ¿Quiénes querrán poner su hombro, su ilusión, su tiempo, su paciencia, su capacidad de escucha y de acompañamiento? Al comienzo fueron 5 o 6 laicos, en poco tiempo se sumaron más y más. Ahora son más de 20, las personas que, unidas a los franciscanos del Santuario, dan generosamente su tiempo, su experiencia de vida, su dinero, su capacidad de escucha y acompañan a los grupos que vienen aquí.
Había también otra dificultad y no menor. ¿Quién financia esto? ¿Quién se hace cargo del gasto que supone trasladar hasta aquí a los grupos, llevarlos a los distintos lugares de visita, el alojamiento y las comidas? En nuestro cálculo hacían falta 30.000 euros para cada ejercicio.
Echando mano de nuestra vocación mendicante, fuimos a las oficinas de lo social del Gobierno vasco. Íbamos armados con mil razones para que nos apoyaran económicamente y con un cuaderno muy bien editado, incluso a colores, donde exponíamos el porqué del proyecto, los objetivos que perseguíamos, las personas a las que queríamos acompañar
No hizo falta tanta argumentación. Con gran sorpresa para nosotros, antes de terminar de explicarles, entendieron perfectamente el proyecto. Nos gusta mucho este proyecto nos dijeron de entrada. Nos gusta porque es un proyecto que va dirigido a los excluidos de la sociedad y esos son los primeros a los que hay que ayudar y además, nos gusta porque no es un proyecto localista, solo de Oñati o solo de Gipuzkoa; es un proyecto para todo el territorio, para personas que tanto en Gipuzkoa, como en Bizkaia o en Araba necesitan de este acompañamiento. El consejero de lo social del Gobierno vasco entonces era Juan Mari Aburto; pero fue Iñigo Pombo quien nos atendió con amabilidad y nos prometió financiar el proyecto con el 50%. El resto lo financian los propios franciscanos con un 20% y el resto con lo que la gente de buena voluntad quiera aportar.
Ahora echando la vista atrás, resulta que nuestra plantita se está haciendo grande. Ya han venido a Arantzazu con este proyecto en 5 años más de 1.100 personas: 455 de Bizkaia; 451 de Gipuzkoa y 229 de Araba; y 23 las Entidades que han tomado parte.
Es sencilla nuestra plantita, es franciscanamente humilde, no ha cambiado la vida ni el rumbo de la sociedad, pero ha cambiado, nos consta, la percepción de todas estas personas porque se han sentido no un número, sino personas aceptadas, acogidas, bien tratadas, valoradas y respetadas como quizá nunca antes se habían sentido.
En Arantzazu estamos contentos con esta plantita, con Elkarrekin bila porque hace mucho bien; estamos también agradecidos a todos los voluntarias y voluntarias que con tanto desinterés hacen posible este proyecto y agradecidos también al Gobierno Vasco por su aportación económica y agradecidos a los que o bien con su aportación económica o de otra forma aportan su granito de arena para que esta plantita exista y se vaya haciendo grande.
Y ahora a seguir adelante sin quedar parados embelesados por la belleza de esta plantita. Ahora, de nuevo a la tarea: apoyar y colaborar para que desde Arantzazu podamos seguir aliviando un poquito el dolor, la angustia, a veces el desprecio y la soledad de nuestros hermanos.