¿Podríamos celebrar un poco? El otoño trae eso. La oportunidad de cerrar y celebrar. El planeta sigue girando con sus ciclos naturales y la incertidumbre sigue acompañándonos. ¿Tienes razones para sentirte satisfecho?
Seguro que sí. Paso a paso vamos avanzando, abriendo y cerrando caminos. Buscando cuidarnos, y cuidar a los demás.
¿Eres una persona que le encanta abrir caminos nuevos, con energía e ímpetu? O ¿Es que te cuesta tanto cerrar que a veces te encuentras estancado en un mismo lugar?
La mayoría de nosotros nos encontramos entre esos dos polos.
Y los cierres son inevitables… Cada ciclo tiene un cierre. Cada proyecto tiene su fin. Cada cambio trae su final de capítulo para abrir espacio al siguiente.
En la naturaleza, cada año, las estaciones nos marcan los ritmos que dictan el cuidado de la tierra. Cuándo sembrar, cuándo recoger y disfrutar, cuándo preparar el terreno para descansar y cuándo dejarlo reposar, con la expectativa de que algo llegará. La naturaleza sabe que el invierno, con toda su nada, es necesario como preparación para el siguiente ciclo, que llegará cuando tenga que llegar.
Te invito a echar una mirada atrás, a los últimos 6 meses, y hacer una reflexión a nivel personal, profesional y espiritual.
Como seres humanos tendemos a fijarnos en la escasez: lo que no tenemos, lo que no estamos haciendo, lo que otros han hecho mal. Es una opción. Una opción que nos da información, pero existe otra opción, esa que nos permite cuidar el equilibrio y mirar la realidad del momento más allá de una única percepción: mirar lo que sí tenemos, lo que sí estamos haciendo para cuidarnos y mantenernos sanos y presentes. Puede que necesitemos las dos perspectivas a la vez. La de la escasez, para saber en qué necesito enfocarme para avanzar, y la de la abundancia, para reconocer lo que ya está y que me apoya. Es cuestión de equilibrar la perspectiva. Y la perspectiva te puede liberar.
A veces vivimos los cierres de ciclo —relacionales, profesionales o experienciales— de una forma, en ocasiones, dolorosa. Pensamos que un proyecto o relación no funciona por aquello que hicimos mal. Sabemos que hay que cerrar y que va a doler, y si lo hacemos de forma no-consciente duele más.
Los sistemas necesitan sus cierres conscientes, y las personas también. Un cierre o final es imprescindible para crear espacio para lo que tenga que venir. Los sistemas humanos son sistemas tan vivos como la naturaleza y para asegurar su supervivencia cada x tiempo produce los cierres necesarios para abrirse al cambio y la evolución. La cuestión no es si terminamos algo. La cuestión es cómo gestionamos estos cierres de forma consciente para aumentar el impacto positivo que el futuro pueda tener, para mí y para los demás.
Lo siguiente son pautas para apoyarnos en la gestión del cierre de ciclo, independientemente de si es un cierre que eliges, o si es uno que otro elige por mí:
Aceptación: Lo que se, ya lo sé. No puedo no saberlo. Puedo arrastrarme en el tiempo e ignorarlo, pero el impacto se sentirá más allá de mí. Por lo tanto, cuando veo el cierre de algo, no es ni malo ni bueno. Simplemente es. Lo aceptamos. Lo asimilamos.
Entender: Es bueno ser curioso y escuchar. En vez de atascarme en la emoción, hago algunas buenas preguntas.
Agradecer: En todo lo vivido es importante reconocer todo lo que nos ha traído hasta este momento del ciclo. Algo que nos ha hecho embarcar en un proyecto de vida u otro. Algo que nos ha mantenido aquí. Sistémicamente es fundamental reconocer a las personas, las experiencias adquiridas tras haber caminado un rato con ellos. Si es el otro el que se va del proyecto o de la organización, también es importante que se sienta reconocido por todo lo que ha contribuido hasta llegar a este punto en la evolución.
Aprender: Para llevar la información a otras fases de mi vida.
Honrar: Frame it! Con un ritual, una buena cena, un paseo en el monte y un grito en la cima… lo que sea… Recoger el momento. Celebrarlo. Mirarlo con amor.
Soltar: Dejarlo ir. El momento. La persona. La organización. El proyecto.
Reposar: Respirar. Donde hay vacío buscamos llenarlo de cosas. Actividades. Pensamientos… Ten fe. Deja reposar. Este es el momento mas hondo y para la naturaleza el invierno puede ser muy oscuro… Y es parte del ciclo. El espacio que creas estará abierto a lo que viene… Lo más seguro es que la primavera volverá…
Puede que sólo te faltara el guion. Aquí lo tienes. Hazlo tuyo y vive mejor tus cierres para sembrar un futuro mejor.
Ante la duda aquí estaré: www.orlahasson.com
Entonces nos toca observar. No desde la distancia sino desde un acercamiento a nuestros sistemas desde la curiosidad y la apertura. Desde una mente y corazón abierto hacemos preguntas;
¿Somos una organización/sociedad diversa?
¿Qué oportunidades podríamos crear para promover la igualdad, dentro y fuera de nuestra organización?
¿Qué obstáculos existen en nuestra organización o nuestra localidad en la creación de un entorno antirracista? ¿Qué 2 cosas podríamos hacer para afrontarlos?
¿Qué oportunidades se presentan para nosotros este avance en la consciencia a nivel global?
¿Como organización, y como líderes, qué dos pasos podríamos dar que son activamente antirracista, para así contribuir a una evolución a mejor?
Sería fácil decir que en mi entorno el problema no existe porque no hay tantas personas de origen africano. Entonces estaríamos negando la realidad y declarándonos inocentes y libres de responsabilidad. Las hay. Autóctonos e inmigrantes. Entonces observa. Observad. Preguntad. Escuchad. Escuchad. Y no dejar de escuchar desde un corazón abierto y curioso. Desde allí poco a poco nos pondremos a andar por un camino mas amoroso, con mas sentido que antes. Poco a poco desde la voluntad abierta daremos pasos reales en un momento de la historia en la que cada paso cuesta y cada paso cuenta.
¿Qué paso darás tu? ¿Cuáles son los valores que identifican a tu organización? Y ¿Cómo los entenderán en un futuro?
E
n marzo 2020, dos meses antes de la incomprensible muerte de George Floyd el 25 de mayo en los EEUU, apareció en el periódico El Publico un artículo sobre el racismo policial en España. SOS Racismo ya advertía que los casos de racismo policial en la cuarentena estaban aumentando. Ya había casos aquí. Y aunque los EE.UU. parece ser un país complicado y lejano, gracias a la perturbadora muerte de un hombre allí, y el movimiento mundial que ha surgido, tenemos todos la oportunidad y la obligación de mirarnos a nosotros mismos. De ser honestos y preguntarnos, en un entorno de racismo sistémico ¿cómo contribuyo al movimiento de igualdad y antirracismo que favorece una convivencia que promueve el amor entre la raza humana? O ¿Cómo estoy contribuyendo al racismo institucional que existe? Y ¿Qué puedo hacer de diferente para que este cambio se integre en nuestra sociedad?
Las empresas y organizaciones son imprescindibles en este movimiento. Desde mayo el tema que más aparece en los “posts” de mis contactos profesionales en LinkedIn dan fe de ello. Expresan mensajes antirracistas y, sobre todo, tristeza por el nivel de racismo existente y nuestra parte en ello. Esto es importante. A nivel mundial el movimiento #BlackLivesMatter nos hace ver a nosotros mismos. Las reacciones van más allá de la condena. Son reacciones que reconocen la responsabilidad que tiene cada uno de nosotros en semejantes actos.
Hubiera sido fácil ver la muerte de George Floyd como un acto particular de racismo en un país donde sabemos claramente que existe… separarnos de la incidencia, juzgarles y distanciarnos del odio que esta detrás. Parece haber 4 personas culpables de la muerte de George Floyd. Cuatro policías y una quinta persona, la que estuvo detrás de la cámara. Un testigo que posibilitó que esta incidencia se viera a nivel global; que nos hizo vernos en el espejo; que nos hizo ver, no un caso aislado, sino lo peor de la humanidad y un problema profundamente sistémico. Un testigo que hizo surgir un movimiento colectivo y global.
¿Por qué? Porque el Covid 19 nos ha impactado como sistema humano y nos ha hecho vernos como tal. Y porque en un momento de distanciamiento social y ansiedad sobre el futuro las personas buscamos un sentido, un propósito a seguir. Una causa llena de valores positivos da este sentido a muchas personas.
El racismo y la desigualdad existen. Es sistémico. Siendo sistémico entendemos que nosotr@s tod@s formamos parte del ello. Pensar que no, es declarar nuestra inocencia y el inocente no actúa. Con lo cual seguimos siendo parte del problema. Sin ser capaces de observarnos, aprender y actuar. Existe la desigualdad en nuestro entorno, en nuestra ciudad, en nuestro pueblo incluso en nuestro día a día. En las calles, en los comercios, en las empresas y las instituciones. Cada un@ de nosotr@s podemos ejercer uno de estos tres roles en este sistema: víctima, perpetrador o testigo. Cada papel tiene su perfil y los encuentras en las organizaciones, en las familias, y en ti mism@.
La victima sufre el impacto y consecuencias de las políticas y creencias de las personas, instituciones y organizaciones de las que forma parte. Se queda en el “No puedo” y sufre o se paraliza. El perpetrador juzga a los demás, o incluso a si mism@ entonces aumenta la tensión sin mejorar las circunstancias. El testigo tiene dos opciones: a) observar desde la distancia, mantenerse allí sin actuar; b)observar siendo consciente de su parte en el sistema, aceptar y afrontar.
Entonces nos toca observar. No desde la distancia sino desde un acercamiento a nuestros sistemas desde la curiosidad y la apertura. Desde una mente y corazón abierto hacemos preguntas;
¿Somos una organización/sociedad diversa?
¿Qué oportunidades podríamos crear para promover la igualdad, dentro y fuera de nuestra organización?
¿Qué obstáculos existen en nuestra organización o nuestra localidad en la creación de un entorno antirracista? ¿Qué 2 cosas podríamos hacer para afrontarlos?
¿Qué oportunidades se presentan para nosotros este avance en la consciencia a nivel global?
¿Como organización, y como líderes, qué dos pasos podríamos dar que son activamente antirracista, para así contribuir a una evolución a mejor?
Sería fácil decir que en mi entorno el problema no existe porque no hay tantas personas de origen africano. Entonces estaríamos negando la realidad y declarándonos inocentes y libres de responsabilidad. Las hay. Autóctonos e inmigrantes. Entonces observa. Observad. Preguntad. Escuchad. Escuchad. Y no dejar de escuchar desde un corazón abierto y curioso. Desde allí poco a poco nos pondremos a andar por un camino mas amoroso, con mas sentido que antes. Poco a poco desde la voluntad abierta daremos pasos reales en un momento de la historia en la que cada paso cuesta y cada paso cuenta.
¿Qué paso darás tu? ¿Cuáles son los valores que identifican a tu organización? Y ¿Cómo los entenderán en un futuro?
¿Dónde necesito enfocar mi energía en este momento? En liderar. Dar ejemplo. En ser un líder, una persona, que cuida el futuro desde el aquí y el ahora. Ahora más que nunca el mundo, las organizaciones y las personas necesitan seguridad, apoyo y dirección. Y algo de esto puede haber mientras haya conexión entre las personas.
Para eso voy a compartir tres ideas que nos pueden ayudar. En lo esencial, estamos hablando de volver a la base, que es lo que el momento y el planeta nos pide ahora.
Asegurar. Dar confianza
Los espacios físicos. Las cifras. Las decisiones y adaptaciones. Como organizaciones, lo primario es ocuparnos de lo básico. Cuando las personas están trabajando desde casa o en el espacio de la organización, necesitan sentirse seguros. Si no, las preocupaciones pueden dar lugar a errores y la ansiedad a bajas laborales. Incluso siendo un momento de caos mundial podemos transmitir confianza. Piensa en tu familia. ¿Cómo lo viven tus hijos? ¿Están preocupados por la pandemia y ansiosos pensando hacia dónde nos va a llevar esto? No. ¿Por qué? Porque con ellos no hablamos de las cosas que no se puede controlar. Con ellos hablamos de lo que realmente podemos controlar. Saben que hay un peligro en la calle que hace que no pueden ver a sus amigos ni a sus abuelos. Y saben que todos los días en casa hacemos cosas. Cosas del cole. Jugar. Comer. Ver la tele. Estamos juntos y hacemos cosas. Nos ocupamos de ser adultos con ellos y nuestra actitud les influye. Mucho. Nuestra actitud nos influye a nosotros mismos. Y cada día la elijo yo. La vida no es lo que pienso. La vida es lo que es. Soy yo quien controla cómo me afectan las cosas desde mi consciencia. ¿Cómo? Observándome.
Hazte esta pregunta. ¿En qué actitud paso la mayoría del día últimamente?
Todos sabemos qué respuesta nos gustaría. En realidad, puede que pases por todos estos estados, todos los dias. Vamos a colocarnos en y actuar desde la actitud de adulto. Contagiar mi actitud desde allí. Motivarme a mí mismo y a las personas desde allí. Así seguiremos dando pasos que construyen, y los que nos rodean, puede que también.
Conectar. Alimentar la cadena de comunicación
Las reuniones semanales y diarias. Las llamadas. Los cafés online. Todo lo que representa conexión nos viene bien. La comunicación constante tiene dos beneficios en este momento.
Primero para los equipos. En la niebla el ser humano busca anclarse a cualquier información que pueda aparecer en el camino, así que cualquier información veraz es buena. Igual repites lo que dijiste ayer, igual no. Pero estás abriendo la conversación para confirmar, para cuestionar, para conectar. Y muchas veces es suficiente. Es hasta motivador. Trabajar con alguien que se preocupa en compartir información conmigo me hace sentir visto y reconocido. Esto me motiva. Una comunicación constante y transparente, clara y eficaz. A todos los niveles.
El segundo beneficio es para la organización. Hablando con las personas y viendo como están, preguntándoles si puedes ayudar en algo haces una especie de diagnóstico que te permita ver las necesidades. Las preguntas que van a ayudar van entorno a
Hacer estas y otras preguntas parecidas nos da la oportunidad de diagnosticar el estado de nuestro equipo y así saber dónde y cómo se puede actuar. A través de estas preguntas y otras vas a poder definir 2 ó 3 áreas de acción y trabajar sobre ellos. Seguir alimentando la comunicación influirá en las acciones que desarrollamos, y nos permitirá ocuparnos de las necesidades cambiantes de la empresa y de las personas que lo hace.
Cuidar
En todas estas semanas hablando con muchas personas y líderes, y leyendo artículos online el acercamiento que más destaca viene de uno de los chefs más reconocidos al nivel mundial. Renee Redzepi es el dueño y chef de NOMA en Copenhage. Allí, después de asegurar el futuro del restaurante a nivel práctico, han adoptado, como modus operandi el MODO FAMILIAR. Y eso en un caso extremo donde la producción ha parado del todo por ahora… Entre ellos hay comunicación todos los días. Cocinan los unos para los otros llevándolo a las casas. Comparten ideas para futuros platos y planes. Siguen innovando e inspirando. Provoca en el equipo la sensación de ser útil. De seguir contribuyendo. De seguir unid@s.
Ahora. Siendo conscientes de lo que estamos hablando ¿qué nos separa de llevarlo a cabo?
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Hay momentos de la vida que se te quedan grabados. Esos momentos en los que sientes un clic, la conexión de corazón, y te impacta. Todavía me acuerdo de un encuentro en Arantzazu, recién llegada, con Juan Ignacio Larrea. Fue un día de verano con mucho sirimiri y me encontré en la puerta del convento, con el que ahora considero gran amigo, decidiendo si salir o no. Me miró y dijo “Es un buen día para ir dentro.” Y lo fue…
Esta cuarentena nos ha venido mal por las razones que cada uno, desde su propio barco, haya vivido, y también nos ha venido bien. Nos ha ofrecido la oportunidad de ir dentro. Más que sirimiri nos ha parecido un tsunami, y nos ha forzado dentro. Dentro de nuestros hogares, nuestras residencias y nuestras mentes y corazones… Y allí hemos encontrado los momentos de luz, de conexión y de sentido en todo esto.
Hemos tenido que simplificar y aquí hemos conectado más con nosotros mismos, con nuestros familiares y vecin@s. Hemos revisado a fondo lo que tenemos en casa, los armarios y baldas, lo que comemos, cómo trabajamos y nos cuidamos. Hemos hecho todo más despacio. Hemos hecho demasiado tal vez, o demasiado poco también, pero lo mas interesante… hemos visto lo que realmente importa.
En el trabajo hemos perdido mucho. Estabilidad. Ritmo. Contacto. Y aquí también hemos conectado con lo que más importa. Manteniendo el contacto con l@s compañer@s más claves para mí, a nivel práctico y emocional. Enfocándome en las prioridades en estos momentos. Y volviendo a lo básico, lo más fundamental de lo que hacemos.
Ir dentro en mi mundo profesional es volver a conectar con el sentido que tiene para mi.
Durante las últimas semanas hemos estado mucho en el QUÉ hago, QUÉ hacemos y CÓMO. ¿Cómo consigo hacer lo que hacía antes en este nuevo paisaje? ¿Cómo llego a la misma forma, pero de otra manera? ¿Qué tengo que priorizar y cómo lo hago?
Ahora la pregunta tiene que ahondar aún más. Si el momento nos está pidiendo que creamos un nuevo paisaje, nuevas formas de estar en el mundo, nuevas maneras de cuidarnos y cuidar a nuestros clientes y usuarios, entonces es el momento de volver a preguntarme PARA QUÉ hago/hacemos esto que llevamos un tiempo haciendo.
Si la respuesta es para darles de comer a la familia, está bien… Es importante, pero… no te va a sostener cuando las dificultades emerjan. No te va a motivar ni dejarte ser creativo ni valiente ante un camino que está por hacer. Un camino que nosotros tenemos que crear.
La ansiedad y la incertidumbre nos pueden llevar. Hay gente en las calles, en las terrazas, en la oficina… ¿Podría ser que volvamos a lo de antes? Si quieres seguir sufriendo puedes seguir resistiéndote al cambio. Pero el cambio ya está con nosotros. Hay que ir a buscarlo. ¿Cómo?
La fuerza está en la fuente. Cuando empezaste este proyecto o carrera o puesto, ¿para qué lo hiciste? ¿Para qué arrancaron el proyecto los fundadores? ¿Cuál fue su motivación, su intención? ¿Cómo lo consiguieron en su momento?
Antes la mayoría de nosotros vivíamos desde fuera hacia dentro. ¿Qué espera la vida, mi familia, los jefes, los clientes… de mí? ¿Qué tendencias se llevan ahora en el mundo? ¿Cómo me ven… o cómo veo yo a los demás…? Ni la creatividad ni la innovación residen allí.
La creatividad y la innovación están en ti y en tu organización. El cambio está en ti. Está en lo que tu sabes y lo que no sabes todavía. Esta en tus dudas e inquietudes. Esta en tus respuestas, ideas e intuiciones. Solo requiere una mirada hacia dentro. Dentro de nuestra organización, dentro de nuestros equipos, dentro de nosotros mismos.
Entonces, aunque sabemos que el pasado, pasado está, y que jamás volveremos a vivir como antes… Mientras las terrazas se llenan y las calles y tiendas también y parece que lo de antes volverá…
¿Qué vas a hacer para seguir cuidando lo que realmente importa?
¿Qué vas a hacer para actuar desde dentro hacia fuera?
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Las cosas han cambiado. Igual nosotros también. Seguir igual que antes puede que no tenga sentido… Aunque lo deseemos, puede que ni siquiera sea posible. Lo que está claro es que una incidencia de semejantes dimensiones, algo va a cambiar.
Pero primero tenemos que sobrevivir a la tormenta, o lo que es más, aprender a bailar en ella.
El impacto de cualquier crisis tiene dos vertientes. La del miedo, en la que rápidamente las cosas se caen. O la de la esperanza, en la que todo parece que va más lento. El desarrollo del impacto es más pausado y da tiempo a que lo integremos y lo afrontemos con una actitud resiliente. La esperanza no viene sin dolor. El dolor está. Lo reconocemos, lloramos o nos enfadamos, y seguimos para adelante. El miedo necesita de la esperanza. Si no, nos paraliza.
El futuro nos viene y seremos nosotros los que lo creemos. Es un momento para reflexionar y prepararnos porque el futuro requiere de personas líderes a todos los niveles. Personas capaces de crear, de mirar hacia el futuro, intuirlo, visualizarlo y dar los pasos necesarios para crearlo. Nosotros lideraremos desde la actitud. Una actitud humilde, abierta y resiliente.
¿Cómo? Siendo conscientes, cuidándonos, y estando atent@s para ver lo que el futuro requiere de nosotr@s. Hay que ver este momento como un gran entrenamiento, en el que durante un momento en la historia hemos parado para prepararnos para este futuro que nosotros hemos de crear.
Primero nos hace falta ACEPTAR. La no aceptación crea sufrimiento. El dolor es aquello que nos duele en un momento en el tiempo. El sufrimiento surge cuando arrastramos el dolor en el por la falta de aceptación e integración. El sufrimiento se alarga en el tiempo porque seguimos rechazando lo que es. Y lo que es, es. Lo de antes no está. O como tú quieres que estén las cosas en este momento, igual ya no es posible. No hay más. Lo que es, es y desde allí, actuaremos. Entonces, antes de mirar hacia el futuro, pregúntate ¿Qué es lo que necesito aceptar e integrar? ¿En este momento, qué pierdo? ¿Qué perdemos? ¿Y Qué puedo hacer al respeto? Como emoción, la tristeza nos sirve para reflexionar, para soltar e integrar. Entonces, ¿Qué agradezco de todo lo vivido hasta ahora? ¿Qué necesito soltar? ¿Qué pasito puedo dar para avanzar?
ENCONTRAR EL SENTIDO. Al nivel personal tod@s estamos pensando en ver el lado positivo de estar parad@s, de bajar la velocidad de la vida. Pero si este momento nos va a marcar la diferencia está para que podamos reconstruir. Miramos hacia el futuro y nos preguntamos ¿Cómo podemos prepararnos por lo que viene? ¿Cómo podemos reforzarnos? ¿En qué estado de mente y cuerpo necesitaré estar para poder dar los pasos necesarios? Es hora de replantear, renovar, tirar la red de imaginación al mar y desde la pasión que nos entra a la hora de producir, nos hacemos la pregunta: con lo que tenemos, ¿Qué hacemos? Y ¿Qué requiere el futuro de nosotros? Esto es la creatividad.
SER CREATIVOS. Estoy . convencida de que este cambio ya estaba dentro de nosotr@s. En las empresas ya hablábamos de sistemas que no funcionaban o que nos frustraban. Sistemas técnicos y de personas… Ahora es el momento. Está en nuestro ADN ser creativos. Construir con lo que tenemos. Desde la pasión de saber que este es el momento para el cambio. Una vez asentada el cambio, dejamos de mirar atrás. El pasado está dentro de ti, pero ya no te aporta nada moviendo hacia el nuevo futuro. ¿Cómo será? No sabemos. No lo podemos saber. Mirar hacia ello. Afrontarlo. Mirar hacia atrás solo para agradecer, y hacer frente a lo nuevo.
El futuro está allí y lo vamos a crear junt@s, paso a paso, ola a ola….
Yo en mi ámbito ¿Qué cambios tienen que haber? En el sistema. ¿Qué no ha funcionado y qué nos ha llevado hasta este punto? Errores. Ganancias. Ahora desde aquí. Desde el suelo casi… ¿Cómo respondemos y creamos en un mundo VUCA (Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo)? Lo de antes no nos vale… Modificando o haciendo cambios radicales… nuestra tarea más importante en los próximos meses y años es la de crear sistemas y formas de estar y compartir, cuidar y conectar, que valgan para las generaciones que vengan…
SER RESPONSABLE. Todos tenemos nuestro granito de arena para contribuir en todo esto. Por el bien o no tan bien… Poder afrontar la realidad desde la humildad y la transparencia ayudará a los que más van a sufrir este cambio a llevarlo algo mejor. Dejar a la gente huérfana y sin liderazgo, es un error. Un error que es mejor admitir, o asumir con transparencia y humildad. ¿Para qué? Para aprovechar por lo menos de todo esto para aprender. Y las personas capaces de aprovechar de las lecciones de esta crisis y aprender de ellas serán las que serán capaces de liderar y crear ejemplos en el futuro. De la otra forma, soltando rápido y sin ser conscientes del impacto en l@s demás, echaremos fuego a las llamas, y desde la rabia no seremos capaces de integrar tanto todo lo que necesitamos ahora mismo.
Ya veníamos pensando en cosas que queríamos cambiar o mejorar en nuestras vidas. ¿Qué fue para ti? ¿Qué es esto que venías diciendo que querías cambiar o querías hacer antes de que cayéramos? El ser humano es intuitivo… igual ya ibas de camino hacia un cambio, algo importante… nos pierdas la visión… busca por allí y confía… afronta el futuro con coraje y créalo. Ahora es el momento.
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